De mero altavoz y «socio incómodo», las televisiones han pasado a ser pilar esencial de la industria cinematográfica, algo así como las majors españolas. En el año más taquillero del cine español „129 millones de euros en 2014„, las cuatro cintas con más recaudación tuvieron apoyo televisivo.

Las producciones de Telecinco Cinema, lideradas por Ocho apellidos vascos y El Niño, sumaron el 60 % de esos ingresos, y casi otro 15 % corresponde a Atresmedia Cine, con Torrente 5 y La isla mínima „vencedora en los últimos Goya„ a la cabeza.

«Hemos pasado de ser el enemigo del cine, el diablo con cuernos, rabo y tridente, a una especie de socio incómodo y ahora sí, una parte importante de la industria», señala Álvaro Augustín, director general de cine de Mediaset en España.

El papel de las cadenas como fuente de financiación del cine „al que les obliga la ley desde 1999 con el 5 % de sus ingresos„ se ha hecho más vital que nunca en los últimos años dado el agotamiento de otras vías: recorte de ayudas, subida del IVA, escasos incentivos fiscales. Pero eso también ha despertado recelos. «Hay quien dice que al final se hacen solo las películas que quieren las televisiones, pero yo matizaría: las televisiones hacemos las películas que queremos hacer», un tipo de cine «más comercial», lo que «no significa mejor, ni peor», añade Augustín. Basta con repasar la lista de títulos recientes. El laberinto del fauno (2006), El orfanato (2007) o Celda 211 (2009), en el caso de Telecinco. Luces rojas (2012), Que se mueran los feos (2010) o La gran familia española (2013), en el de Atresmedia.

«Estamos intentando ayudar a generar tejido industrial y que la producción independiente tenga peso», defiende Mercedes Gamero, directora de Atresmedia Cine. «Otra cosa es que tenemos que hacer películas rentables en lo económico y que podamos emitir en prime time en la cadena», añade Gamero.

Pese a que la obligación de invertir en audiovisual autóctono no resultaba rentable, en los últimos años las cuentas empiezan a cuadrar. El caso más obvio es el de Ocho apellidos vascos, que ha pulverizado todos los récords.

La apuesta de Atresmedia para este año es Palmeras en la Nieve, con Mario Casas y Adriana Ugarte y un presupuesto de 10 millones de euros. Su predilección por la comedia sigue siendo evidente con estrenos como Perdiendo el norte, de Nacho García Velilla, en cartelera desde hoy.

Por su parte, Telecinco lo intentará con la secuela de Ocho apellidos vascos y lo nuevo de Alejandro Amenábar, Regresión, Cien años de perdón, de Daniel Calparsoro y el proyecto de animación Atrapa la bandera.