Reconozcámoslo: si ahora se nos ocurre llevar un coro de niños para que uno de ellos diga "¡Eh, mayor!" y los demás tarareen un "la, la, la, la, la", a la canción española se la pondría de hoja de perejil. Sin embargo, en 1979 fue uno de los fundamentos sensibleros que subió la cotización a una canción ya de por sí elegante y brillante y que estuvo a punto de ganar si en TVE no hubiesen sufrido un ataque de antropofagia.

Eurovisión ya había acogido niños entre sus participantes. Incluso solistas que se hicieron célebres como Jean Jacques, que defendió a Mónaco con tan sólo doce años.

Casualidad o no, remontémonos año y medio atrás y entremos en el Teatro Real de Madrid. Allí, cinco niños madrileños son reclutados para hacer los coros al Guayo González y contribuir a la victoria de Nicaragua en el festival de la OTI de 1977 con el inmortal «Quincho Barrilete», una excepcional pieza que el compositor Carlos Mejía Godoy (si, si, el de los Perjúmenes que sulibeyaban), le metió doblada al dictador Somoza. Eso de cantar con un coro infantil y música inocente (aparentemente inocente en ese caso) parece que surtía efecto.

El caso es que, poco después, Javier, Beatriz, Rosalía y Alexis, que después formarían el grupo «Caramelos», salieron al escenario con ropa de sábado, hicieron el coro a Betty Missiego y remataron mostrando cuatro carteles con la palabra «Gracias» en castellano, inglés, francés y hebreo. ¿Cómo no subir del seven points al ten points?.

Lo que sucedió en el festival de Jerusalén de 1979 está muy sobado: Betty Missiego cantó excepcionalmente y ganaba por un punto cuando sólo faltaba la votación española. Y TVE dio diez puntos a Israel que les sirvieron para voltear el resultado y ganar con la pegadiza y melosa «Hallelujah», donde los Milk & Honey debieron ser arrestados por el Mossad por los espantosos tirantes de lentejuelas que lucían.

A partir de 1990 se establecería la barrera de los 16 como edad mínima para participar.

Posiblemente le hayan comprado a sus hijos los DVD de la setentera serie de dibujos animados «Érase una vez... el hombre». Los niños que cantan en los títulos de crédito son los mismos que lo hicieron en aquella noche israelí. No tuvieron, sin embargo, mucho éxito dicográfico. Los críos de entonces preferían a los niñatos de Parchís.

El vídeo de la actuación de Betty Missiego y «Caramelos»:

Y para ver un minuto del ensayo general de Quincho Barrilete: