No ha ganado la tercera edición de «TopChef», pero un segundo puesto tampoco está nada mal.

Entré con la intención de ser cuarto, así que un segundo puesto, aunque te quedes a la puerta y algo decepcionado, para mí ha sido un premio. Estoy muy contento.

¿Se vio ganador en la final?

Creo que hice un buen trabajo, la final estuvo muy apretada. Por los comentarios de los comensales parecía que podía ganar. Me arriesgué con el postre. Si no hubiera incluido en el enunciado lo de los picantes igual la gente no se hubiera sugestionado.

¿Qué cree que le faltó para ganar a Marcel?

Según Chicote, un helado en el postre. Estoy contento con lo que hice y era lo que quería hacer en la final.

¿Cómo califica su paso por el programa?

Muy intenso.

¿Repetiría?

Me lo tendría que pensar. Me lo he pasado muy bien, pero había programas que hubiera salido corriendo. Aunque supongo que sí repetiría. Ha habido mucha tensión y presión.

Sin embargo, los cocineros están acostumbrados a trabajar con mucha presión.

Sí, pero TopChef es otra cosa. Es una presión y una tensión continua. Parece que nunca vas a llegar a acabar los platos, tienes que correr muchísimo y eso te juega malas pasadas. En el restaurante juegas en casa y eso es más sencillo que cocinar en TopChef, que te surgen varios problemas. El nivel de exigencia en tu casa es altísimo porque el día a día pasa aquí y al que tienes que hacer feliz es a tu cliente.

¿Qué le movió a presentarse al concurso?

Por un reto personal y por dar a conocer el restaurante.

¿Con qué se queda de su paso por el programa?

Ha sido todo una experiencia. Me quedo con los compañeros, he sacado muy buenos amigos.

Pero a veces veíamos rencillas.

Son fruto de la competición que había, pero era una competición sana. Según se emita puede parecer una cosa u otras pero siempre ha habido buena relación con los compañeros.

¿El jurado es tan duro como parece?

Sí, es duro. Pocas o ninguna vez le puedes discutir. Saben mucho y tienen bastante criterio.

¿Con qué plato se queda de todos los que ha hecho?

Por dificultad para terminarlo y por ser una prueba que pasé realmente mal, el plato que me hizo pasar a la final, el plato de gamba roja con fessols i naps.

¿Cómo se viven las pruebas de eliminación?

Lo pasaba fatal y te alargan la deliberación que parece que se te salga el corazón por la boca. Son momentos angustiosos, aunque estés contento con el resultado.

¿Con qué compañero montaría un restaurante?

Creo que con ninguno, por la experiencia que tengo. Cocinar con compañeros de TopChef, con muchos porque he congeniado muy bien, pero montar un restaurante ya son palabras mayores.

¿Incorporará alguno de los platos del programa en sus restaurantes?

Sí, ya hemos ido introduciendo algunos.

¿Qué le dicen los clientes tras verle en el concurso?

Anoche [por el miércoles] entraron muchísimas reservas, el móvil me pegaba fuego (risas). Las muestras de cariño han sido muchas. La gente viene también porque nos ha conocido por el programa.