«Las chicas del cable», la primera serie española original de Netflix, regresa el 9 de agosto con una cuarta temporada «potente», en plena instauración de la República y en la que sus protagonistas femeninas siguen luchando por la tan ansiada igualdad de derechos.

Una historia que sirve para echar la mirada atrás a la España de 1931 y que estará disponible para más de 150 millones de usuarios de la plataforma en todo el mundo, algo que todavía es difícil de asimilar para las actrices.

Lidia (Blanca Suárez), Ángeles (Maggie Civantos), Marga (Nadia de Santiago), Carlota (Ana Fernández) y Óscar (Ana Polvorosa) vuelven a la carga después de tres temporadas marcadas por el romance, la traición, la lucha por la igualdad y, sobre todo, por su inquebrantable amistad. Esta nueva etapa comienza en septiembre de 1931, un año después de la explosión en la Compañía y con un nuevo régimen político: La República.

Con el fin de una era, la igualdad de género es una realidad y las mujeres por fin cuentan con los mismos derechos que los hombres en muchos aspectos de sus vidas, y nuestras protagonistas son un claro ejemplo de ello. Pese a lo inverosímil de los acontecimientos, luchas y enfrentamientos que experimentarán nuestras protagonistas, su unión se mantendrá inquebrantable. La magia de esta amistad jugará un papel determinante esta temporada.

Las chicas del cable es una serie creada por Ramón Campos («Alta mar», «Velvet», «Gran Hotel») y Gema R. Neira («Alta mar», «Velvet», «Gran Hotel»), dirigida por Antonio Hernández («La punta del iceberg», «Los Borgia») y Roger Gual ( Instinto, El pregón o Barcelona, Noche de verano) y es una producción de Bambú Producciones para Netflix.