En este exceso de «milenialismo» en el que vivimos, últimamente no dejo de ver en las pausas para la publicidad un anuncio para ese público que mueve el mundo, el audiovisual también. Durante 20 segundos, uno de los dos restaurantes globales de hamburguesas deja caer a cuatro jóvenes urbanitas en un campo de pueblo, para descubrir todo lo local que puede ofrecer una multinacional de la comida rápida. La marca anunciadora presupone que los protagonistas «milénicos» piensan que el tomate nace en un bote de cristal, en las ramas de una estantería de un supermercado. Debe ser por eso que la primera imagen del «spot» sean chavales grabando con el móvil la tierra polvorosa, ellos, acostumbrados al asfalto, como si pisaran un campo de minas pero que es tierra donde nacen cebollas. Uno de ellos se pregunta dónde está el bulbo entre la planta verde, el otro que si el colorido pimentó rojo se puede plantar, en una maceta?

La cosa no mejora y con muy poca naturalidad, una chica sentada en un tronco (para qué un taburete si le restamos rusticidad al asunto) pone cara de asco, mientras ordeña una oveja de la cual, supongo, saldrá el queso que acompañará el bocadillo americano españolizado. Se lo acabarán comiendo con sus amigos, a modo de final feliz, en una típica y exótica para ellos plaza de pueblo patria. Lástima que el joven consumidor no disfrute de su caricatura televisada pues como la marca sabrá, o no, las hamburguesas se las comen viendo televisión a la carta y «online» que resulta más «mainstream»?