El éxito de Mi Hija, la nueva serie turca de Antena 3, tiene su cara y su cruz como todo en el mundo de la pequeña pantalla. Si bien es cierto que la producción supera cada vez que se emite los dos millones de espectadores y que emitiéndose varios días a la semana (hasta cuatro consecutivos, todo un récord), ha estado a punto de darle el liderazgo de todo un mes a Antena 3, hay cosas que sus fans no toleran: entre otros sus “cortes raros” de capítulos. Los espectadores se quejan, además, de que se retrase tanto (por culpa de El Hormiguero) la hora de comienzo de la serie. "Vais a conseguir que dejemos de verla", sentencian.

Y es que los episodios en la serie original duran mucho más que en su emisión en Antena 3 pero la principal cadena de Atresmedia los reduce con el objetivo de tener más episodios que ofrecer a la audiencia. Por eso han sido muchos los espectadores que en los últimos meses han asegurado que están hartos de este tipo de estrategias que a veces, incluso, dificultan seguir la trama. 

Pero ¿cuál es el secreto del éxito? Hay varias razones que lo explican. Lo primero: la cadena ha sabido ver el tirón de este tipo de formatos que hasta ahora habían pasado más o menos desapercibidos en canales secundarios. Lo segundo: el público que sigue estas series es el tradicional de Telecinco por lo que ha sumado espectadores a Atresmedia. Y además por la multiplataforma: Atresmedia también explota el fenómeno en su plataforma de pago con adelantos de capítulos.

Pero los fans se dividen entre quienes alaban lo que está pasando y quienes critican que cada semana haya días diferentes de emisión. El lío es tal que la cadena ha lanzado vídeos de dos minutos para que los espectadores puedan estar al tanto de lo que sucede cada día.

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Hubo una época en la que la vida familiar se paraba frente al televisor en cuanto empezaba a sonar la sintonía de "Los ricos también lloran", "Cristal" o "Betty la fea". Tras décadas reinando en la programación, los culebrones pasaron a ser un género trasnochado. Hasta que llegó, a través de Netflix, "La casa de las flores". Su creador, el mexicano Manolo Caro, tiene el melodrama en su ADN. Confiesa que creció viendo telenovelas y ahora ha sido capaz de enganchar a la "generación millennial" con un culebrón como el de los años 80, pero con temas añadidos impensables en aquellas producciones, como la transexualidad, la homosexualidad o las drogas.

Este mismo verano vivimos un fenómeno fan similar con otra serie de factura mexicana. En primavera, Netflix estrenó "Luis Miguel: la serie" y las redes sociales enloquecieron con el biopic de la estrella mexicana. Las revelaciones sobre la desaparición de su madre o Luisito Rey y su "Coño, Micky" mantuvieron en vilo a los espectadores hasta mediados de julio. Detrás de este proyecto está también Manolo Caro, un director que se caracteriza por sus producciones únicas y comprometidas. Su ópera prima, "No sé si cortarme las venas o dejármelas largas", rebasó el millón de espectadores para convertirse en la tercera película mexicana más vista en 2013.