En el programa de Pasapalabra del viernes 13 de enero, uno de los concursantes, Orestes Barbero, se comportó como un auténtico caballero con su rival: Rafa Castaño, al regalarle el empate en un gesto que ha dado mucho que hablar entre los seguidores del concurso.

Y es que Orestes, con el programa ya ganado, decidió arriesgar aún a sabiendas de que no tenía opciones de conseguir el bote de Pasapalabra. Rafa tenía ya un fallo y ambos contaban con 22 aciertos. Después del gesto de Orestes, tanto él como Rafa se quedaron con 22 palabras correctas y un error, lo que implicó un empate para ambos.

La respuesta de Rafa en Pasapalabra

La nobleza del comportamiento de Orestes Barbero en el rosco de Pasapalabra ha cosechado este fin de semana numerosos comentarios positivos. Incluso el presentador de Pasapalabra, Roberto Leal, habló del asunto en el siguiente programa, el emitido el lunes 16 de enero.

En esa edición, Pasapalabra no tenía silla azul porque ambos concursantes estaban empatados "gracias a Orestes". El de Burgos quitó importancia a su gesto y aseguró que los dos, él y Rafa, llevaban mucho tiempo en el concurso para andarse con minucias de ese tipo.

Rafa Castaño, por su parte, tuvo también un gesto con su contrincante. El sevillano le agradeció el detalle y reconoció que quien debía estar en el equipo naranja no era él sino Orestes. "No me me merezco estar hoy en el equipo naranja, igual que en el programa anterior -reconoció Rafa-. Él (en referencia a Orestes) sabía más que yo y me regaló el empate".

Pasapalabra: Rafa y Orestes llevan muchos meses compitiendo en el rosco e intentando llevarse el bote.

Así las cosas, Rafa Castaño agradeció a Orestes su gesto y se felicitó por seguir adelante en Pasapalabra sin necesidad de tener que pasar por el riesgo de la silla azul. "Se lo agradezco y, ahora, a seguir", afirmó sonriente.

Muchos son los seguidores de Pasapalabra que acusan a Rafa de ser un gran estratega y no regalar nada a su rival, pese a que éste, Orestes, sí tiene bonitos gestos con él. Sin embargo, con estas palabras, el sevillano no sólo reconoció la grandeza de Orestes Barbero a nivel personal, sino también su sabiduría en ese rosco en concreto en el que, según dijo él mismo, el de Burgos había sido superior.