Después de varias semanas, por fin ha llegado el día que tantas personas estaban esperando: Pasapalabra tiene ganador. Y no se trata de un ganador cualquiera, sino de un concursante que últimamente no se hacía casi nunca con el rosco de Pasapalabra, sino que como mucho estaba consiguiendo un empate.

Su victoria en el programa de Pasapalabra del lunes 6 de febrero pone en peligro al otro concursante, un veterano jugador que ha batido numerosos récords durante su estancia en el popular concurso de Antena 3 y que ahora tendrá que sentarse en la temida silla azul y enfrentarse a un aspirante que podría arrebatarle su sitio en el programa.

Pasapalabra, que una vez más ha vuelto a pulverizar todas sus marcas de audiencia y a conseguir el Minuto de Oro de la televisión en España, ha anunciado de manera oficial a través de sus redes sociales quién era el ganador del rosco y el cruel destino de su rival: la silla azul.

Ganador del rosco de Pasapalabra

La última prueba de Pasapalabra, el rosco, es siempre la más seguida por el público debido a que es la que puede otorgar el bote a aquel que consiga completar correctamente las 25 definiciones. Y no es un premio desdeñable. Todo lo contrario: el bote de Pasapalabra acumula ya más de 2,1 millones de euros, una auténtica fortuna.

Sin embargo, el rosco de Pasapalabra empezó el lunes 6 de febrero de manera completamente anodina, con los dos concursantes protagonizando actuaciones discretas. Uno de ellos, Orestes Barbero, fue el único que consiguió las tiradas más largas, con hasta seis palabras bien respondidas en un único turno.

Orestes, al fallar por segunda vez en el rosco de Pasapalabra.

Pero, aún así, el rosco estuvo lleno de interrupciones y cambios de turno tanto para él como para su contrincante: Rafa Castaño. El sevillano partía con ventaja ya que Orestes cometió pronto un error, justo antes de acabar su primer turno. Eso le dio un respiro a Rafa, sabedor de que podía fallar al menos una definición para empatar con su rival.

Rafa Castaño, como suele ser habitual en él, jugó con una estrategia medida y muy prudente: contestó poco a poco y sólo las palabras de las que tenía completa seguridad. Orestes, por su parte, volvió a cometer un nuevo error y prácticamente se sentenció.

Su contrincante, Rafa, con 22 aciertos, los mismos que Orestes, prefirió no seguir respondiendo y plantarse, lo que le daba la victoria porque no tenía ningún fallo. El de Burgos, de su lado, tenía que seguir arriesgando en busca de un acierto que lo convirtiese en ganador pese a los errores. No lo consiguió y Rafa Castaño acabó proclamándose ganador de Pasapalabra al vencer en el rosco del lunes 6 de febrero, aunque no ganador del bote de Pasapalabra, ya que para éste le faltaron tres definiciones por responder.