Jóvenes altezas ★★★

Creadores: Lisa Ambjörn, Lars Beckung y Camilla Holter

Dirección: Rojda Sekersöz y Erika Calmeyer

Reparto: Edvin Ryding, Omar Rudberg, Mimmi Cyon, Uno Elger, Ingela Olson

País: Suecia

Duración: entre 40 y 50 minutos (6 episodios)

Año: 2021

Género: Drama

Estreno: 1 de julio de 2021 (Netflix)

¿Es 'Jóvenes altezas' un cruce entre 'The Crown' y 'Élite', como parecían hacer entrever los avances? Un poco sí, pero con matices. De la primera toma su exploración de las tensiones entre las vidas pública y privada: el príncipe adolescente Wilhelm (Edvin Ryding) acaba en el prestigioso internado (ficcional) de Hillerska después de meterse en una pelea de discoteca que, como todo hoy en día, acabó siendo retransmitida por las redes. "Si no podemos protegerte en estas situaciones, hay que asegurarse de que no ocurran", le reprende la reina Kristina, interpretada por una Pernilla August recién salida de la sensacional 'The investigation'. Cuando la mayestática Pernilla reprende, uno calla, asiente y obedece

Hillerska se parece al instituto Las Encinas de 'Élite' (y a las escuelas privadas para chicos y chicas de 'Gossip girl') en su superpoblación de chicos ricos arribistas, y en que también hay posibilidad de entrar allí con una beca, por si uno es pobre y aún tiene resquicios de moral. Se supone que Wilhelm debería hacer buenas migas con los niñatos sin escrúpulos, sobre todo porque están liderados por un familiar suyo, su primo segundo August (Malte Gårdinger), el Guzmán Nunier (o el Chuck Bass) de la función: un malote al que enseguida empezamos a ver capas, grietas, asomos de humanidad. Pero no, Wilhelm va justamente a encariñarse con un plebeyo 'sociata' y gay, Simon (el astro pop Omar Rudberg), después de verle brillar como voz principal soprano del coro. Cuando se convierta inesperadamente en nuevo príncipe heredero, Wilhelm se verá obligado a elegir su camino en esta vida; a ser más Harry o más Guillermo. 

Y ahora pasemos a los matices. Con su persistente apuesta por la fragilidad (salvo en esas salvajes inyecciones musicales de EDM trap), 'Jóvenes altezas' recuerda menos a 'Élite' o 'Gossip girl' que a otra historia sueca de primer amor gay: la célebre película 'Fucking Åmål', de Lukas Moodysson, en la que ningún avance importante sucedía como si nada y se evitaban los grandes gestos. El foco se ponía en los pequeños, como cuando, en esta serie, los enamorados entrelazan tímidamente sus dedos delante de una película de terror vista en casa ajena. Película, por supuesto, marca Netflix: 'En la hierba alta'. Cualquier pequeño momento de intimidad es bueno para fomentar las sinergias corporativas.

Ayuda a la credibilidad y a la emoción que los actores de la serie, en la mayoría de casos, parezcan tener realmente la edad de sus personajes. Al coprotagonista Edvin Ryding (18 años) no se le tapan el acné ni la grasa. En la serie no son todos blancos, ni canónicamente bellos, ni tienen dentaduras perfectas. Las chicas también se masturban o hablan abiertamente de su deseo sexual. La enfermedad mental tampoco es realmente tabú. Bocados de realidad que marcan la diferencia y asientan la serie en el mundo de la Generación Z. 

Un mundo donde el móvil es, para bien y para mal, una extensión orgánica más del cuerpo. Ya lo mostraron con eficiencia 'Euphoria', 'We are who we are', 'Genera+ion' y una serie a repescar, la noruega 'Nudes', dirigida en parte por Erika Calmeyer, quien en esta nueva serie vuelve a enseñar cómo las redes pueden definir las vidas de los jóvenes, sus decisiones más importantes. Sin llegar a inventar nada, y a pesar de ciertos aires de producción calculada para facilitar las cosas al algoritmo, 'Jóvenes altezas' desprende una agradecible autenticidad y sabor a verdadero 2021.