Tú y yo somos tres
La crítica de Monegal: Para Ana Rosa, la calidad de un programa es la publicidad

Ana Rosa Quintana (‘TardeAR’, T5).
Ferran Monegal
Esta semana la mayoría de estrellitas de la tele ya se van de vacaciones. Hasta septiembre. Se toman dos meses seguidos de holganza. Hay que comprenderlo. Cuando una criatura televisiva alcanza el rango de ‘star’ y goza de estupendo contrato monetario, necesita tiempo libre para gastarlo. Con solo 30 días de vacaciones no basta.
Estas últimas jornadas sirven para hacer balance. Los portales especializados en audiencias analizan estos días la pugna de la franja de tarde entre Sonsoles Ónega (Antena 3) y Ana Rosa Quintana (Telecinco). El balance da a Sonsoles como vencedora. Por poco, por un punto o punto y medio, pero vencedora al fin y al cabo. Ana Rosa parece que se lo ha tomado con deportividad. Es pragmática. Sabe que no se puede luchar contra los datos. Pero en una entrevista que acaba de dar a Chance Europa Press le ha lanzado a Sonsoles, y a Antena 3, este requiebro punzante: "Veremos si la cadena de enfrente decide ser una cadena comercial y pone publicidad o sigue blindando un programa" y con orgullo añade: "Nosotros tenemos un 17% de carga publicitaria, no cero".
¡Ah! Bien leído, Ana Rosa considera una señal de calidad que su programa vaya repleto de espots. O sea, Ana Rosa Quintana habla como empresaria. No lo descalifico, ni mucho menos, solo lo constato. En efecto, la potencia de Ana Rosa, con la productora de su propiedad Unicorn Content, dentro del imperio Mediaset tiene una relevancia bárbara. Produce y controla todas las mañanas de Telecinco con ‘La mirada crítica’ y ‘Vamos a ver’. Las tardes con ‘TardeAR’. El ‘prime time’ de los sábados con ‘La vida sin filtros’. Las noches de los miércoles con la serie ‘El marqués’. Los fines de semana con ‘Fiesta’, sábados y domingos. Y en la segunda cadena de este imperio, la cadena Cuatro, también produce varios programas. Desde la óptica de una empresaria de tanta envergadura, la calidad de un programa es proporcional al número de anuncios publicitarios que instala. Es un poco extravagante.
En aquella antigua revista de humor, La Codorniz, nos advertían: ‘Donde no hay publicidad resplandece la verdad’. Pero los tiempos cambian. Hoy, o eres rentable o no eres nadie. Lo decía Berlusconi, cuando le preguntaban qué es la tele: "Es sencillo, se trata de meter programas entre bloque y bloque publicitario".
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