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Estreno

'Fanático': Netflix escarba en el lado trágico de la fama, a ritmo de trap

El argentino Lorenzo Ferro protagoniza la nueva serie española de la plataforma, con canciones del productor de C. Tangana

Lorenzo Ferro, en una imagen de 'Fanático'. MARC MEDINA, NETFLIX

Quien asistiera al último Primavera Sound puede que se preguntara quién era Quimera, el misterioso cantante de trap que tenía que actuar en el festival barcelonés pero que no podría subirse finalmente al escenario porque acababa de morir. Fue la avispada estrategia de 'marketing' de Netflix para promocionar su nueva serie española, 'Fanático', que llega este viernes 29 de julio a la plataforma, y que jugó a confundir ficción con realidad aprovechando una historia que, por desgracia, se ha dado unas cuantas veces en el panorama musical: el fallecimiento prematuro, por culpa de las drogas, de una joven estrella de la música.

El tal Quimera es el protagonista de 'Fanático', un personaje inventado que tiene un enfoque bastante realista ya que lo interpreta Lorenzo Ferro ('Narcos: México', 'El marginal'), un actor argentino de 23 años que es también cantante de música urbana. De hecho, él mismo ha compuesto e interpreta tres de las canciones que aparecen en la serie, producidas por Alizzz, que ha escrito temas para ídolos como C. Tangana, Rosalía, Aitana, Lola Indigo y Becky G. "Fue un regalito extra de este trabajo", reconoce el intérprete, que hace aquí un doble papel: el de Quimera y el de Lázaro, un joven repartidor que presencia en directo la muerte de su ídolo en mitad de un concierto.

"Yo insistí mucho en que el protagonista fuera alguien que supiera rapear y moverse en un escenario", explica Roger Gual ('Smoking room', '7 años'), director de esta serie creada por Dani del Águila, Federico Maniá Sibona y Yago de Torres. No fue el único aspecto con tintes de realidad de 'Fanático': otros artistas de música urbana como Dollar Selmouni y Carlota Urdiales tienen papeles con peso en la trama (él, como el irascible músico, asistente y amigo de Quimera y ella, como la novia del cantante) y hay 'cameos' de gente que trabaja en esa industria (Santa Salut, Swit Eme...) para hacer lo más creíble posible la historia de cómo Lázaro, gracias a su gran parecido físico con la estrella fallecida, decide rendirle homenaje tiñéndose el pelo, tatuándose como él y suplantándole en las redes sociales.

El negocio del cantante muerto

"Pero de pronto ves que la industria de la música empieza a cuestionarse si le interesa más una frase que dice uno de los personajes: solo hay un negocio mejor que un cantante que está muerto, que es un muerto que está vivo", explica Gual, que destaca el "tema moral" que radica ahí. "Hay artistas que están muertos y siguen vendiendo discos. No suplantan su identidad, pero sus familias están viviendo de un muerto", recalca Fernando Valdivielso, que interpreta al mánager "embaucador y ambicioso" de Quimera en esta serie rodada en Barcelona (en escenarios como la sala Razzmatazz) que incide en el lado oscuro de la fama y, de paso, retrata a la generación más joven.

"La serie muestra cómo es la vida de un ídolo, algo que a muchos jóvenes les gustaría conocer. Te da ganas de ser famoso y te las quita", afirma Ferro sobre una serie con ritmo de videoclip, ya que solo cuenta con cinco episodios cortos de alrededor de unos 20 minutos. Y los capítulos se van reduciendo cada vez más episodio a episodio (de los 21 minutos del primero hasta acabar con los 14 del ultimo), "con lo cual la sensación de vértigo y de rapidez de la historia cada vez es mayor", puntualiza Gual, que recuerda que preparó este trabajo viendo películas de ficción y documentales "sobre cómo viven estos chavales que vienen de la nada y de pronto se convierten en estrellas de la música".

Cita, por ejemplo, el trágico caso del rapero Lil Peep, muerto a los 21 años. "Son historias de éxito que dan pena porque, al final, te preguntas: ¿Para qué le sirvió todo esto? ¿Qué precio tiene la fama?", concluye el director.

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