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TERCER EPISODIO DE IMPACTO

Murray Bartlett, el arma (ya no tan) secreta de 'The last of us'

El gran actor australiano, revelado tardíamente al mundo con 'The White Lotus', acumula en su currículo más de tres decenas de series

Murray Bartlett (Frank) en el tercer episodio de 'The last of us'. HBO MAX

En el celebrado tercer episodio de 'The last of us' (HBO Max), que ya ha empezado a ser canonizado como una de las mejores horas (y pico) de televisión nunca vistas, el guionista Craig Mazin desarrolla con paciencia un relato relativamente al margen de la trama principal. Seguimos a Joel (Pedro Pascal) y Ellie (Bella Ramsey) en su ruta de salvación propia y ajena, pero, sobre todo, seguimos durante casi dos décadas a la inesperada pareja formada por Bill (Nick Offerman), un 'survivalista' preparado para todo lo peor, y Frank (Murray Bartlett), el forastero que osa abrir una grieta en el búnker real y figurado del primero; colarse en su vida para recordarle la posibilidad de la belleza o el buen humor incluso en el fin del mundo. 

La táctica del episodio (casi) autoconclusivo con protagonistas inesperados empieza a ser una pequeña tradición de la serie moderna: ahí quedan ejemplos recientes tan brillantes como 'Muerte silenciosa y oscura', episodio poco cómico de la telecomedia 'Mythic Quest' (como este de 'The last of us', historia resumida de un romance), o todos esos discutidos pero indiscutibles episodios antológicos de 'Atlanta' con torpes personajes blancos al frente. 

Lo sorprendente es que Craig Mazin y el cocreador de la serie, Neil Druckmann, padre de los videojuegos originales, se hayan atrevido a hacerlo tan pronto. Quizá confiaban a ciegas en sus armas. De esa estructura en la onda del prólogo demoledor de 'Up' a un par de giros finales tan depresivos como románticos. De cierto clásico de Gary White (popularizado por Linda Ronstadt), 'Long, long time', a una pieza neoclásica de Max Richter, 'On the nature of daylight', que nunca falla. Pero, sobre todo, un par de actores como Nick Offerman y, sobre todo, Murray Bartlett, arma (cada vez menos) secreta de los creadores televisivos actuales

Atado a los culebrones 

O no tan actuales: Bartlett lleva actuando en series desde finales de los ochenta, primero en su Australia natal y, desde finales del siglo pasado, Estados Unidos, empezando por pequeños papeles en 'Farscape' o 'Sexo en Nueva York' (era un importador de zapatos al que Carrie conocía en un club gay). Durante mucho, mucho tiempo, como cantaba Ronstadt, se lo quedaron los culebrones: después de fichar por diez episodios de 'Todos mis hijos', asumió ¡más de doscientos cincuenta! de 'Guiding light'.

El público de la tele de, digamos, prestigio le descubrió en 2014 con 'Looking', el infravalorado drama gay dirigido por Andrew Haigh ('45 años') para HBO. Bartlett era el aspirante a restaurador Dom, uno de los mejores y quizá el más inseguro de los amigos de Patrick (Jonathan Groff). Cinco años después le vimos como Michael 'Mouse' Tolliver, superviviente del VIH en relación serodiscordante, en 'Historias de San Francisco'. En ambas series y ahora en este tercer episodio de 'The last of us', Bartlett se preocupa realmente por mostrar una intimidad entre hombres lo más sensible posible.

La mejor grandilocuencia 

Pero, aunque ahora considerada entre lo mejor de HBO, 'Looking' fue en su día demasiado poco vista y a menudo incomprendida. Su sensibilidad se entendió como debilidad. De modo que Bartlett tuvo que esperar algunos años más y cumplir cincuenta para abrazar la fama. El personaje de su vida iba a ser, al menos hasta esta semana, el gerente Armond de 'The White Lotus', ese hombre sereno y seguro convertido, desastre a desastre, en un manojo de ansiedad, sobre todo de clase. Gracias a esta transformación obtuvo el Emmy a mejor actor secundario de serie limitada en 2022.

Llegaron poco después otras sátiras oscuras, como la más que interesante 'Physical', en la que brilla como gurú de la pérdida de peso, y 'Bienvenidos a Chippendales', en la que le vemos como coreógrafo de la seminal tropa de estriptis masculino. En ambas se vuelve a sacar partido de la habilidad de Bartlett para la mejor grandilocuencia. Ahora, en 'The last of us', este actor ejemplar se ha mostrado, simplemente, tan grande como la vida

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