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Entrevista

Carlos Santos: "La serie de Netflix 'El refugio atómico' es una venganza contra los poderosos"

El actor habla, junto a Natalia Verbeke, Joaquín Furriel y Agustina Bisio, del rodaje de la nueva ficción de los creadores de 'La Casa de Papel'

Carlos Santos y Natalia Verbeke, en 'El refugio atómico'

Carlos Santos y Natalia Verbeke, en 'El refugio atómico' / Tamara Arranz /NETFLIX

Marisa de Dios

Entre los multimillonarios que protagonizan 'El refugio atómico', la nueva serie de Netflix de los creadores de 'La Casa de Papel', hay dos familias con un traumático pasado en común. El encierro en el búnker les obliga a convivir después de un tiempo de mucha tensión entre ellos. Las protagonizan dos parejas de actores españoles y argentinos: Natalia Verbeke y Carlos Santos y Joaquín Furriel y Agustina Bisio.

--Interpretan a dos parejas que sufren muchos altibajos en el refugio.

Joaquín Furriel: Estar en el búnker acelera los tiempos: lo que arriba se dispersa, aquí abajo se ve con lupa. Eso les ocurre a Guillermo [su personaje] y a Mimi [Agustina Bisio]: empiezan a conocerse más a fondo. Mimi puede ver a Guillermo de una manera más completa que fuera, donde quizá no lo veía así. Y, claro, les pasa de todo. Esa es la premisa de Álex y Esther [los creadores de la serie]: quitar un naipe de ese castillo de cartas que habían construido y verlo venirse abajo.

Carlos Santos: Además, Natalia y yo somos matrimonio en la serie, igual que Joaquín y Agustina. Pero nuestros personajes se conocen desde hace 30 años. No son dos unidades aisladas: las familias Varela y Falcón están muy interrelacionadas. Conocíamos al personaje de Joaquín, a su mujer fallecida, a sus hijos… mientras que a Mimi la conocemos ya en el búnker.

Agustina Bisio: En mi caso no formo parte de esa historia previa, pero me meto de lleno en el culebrón. Llego por un amor totalmente enceguecido y tóxico, con una gran carencia de amor propio. Busco el amor donde no es.

Natalia Verbeke: En el caso de Frida y Rafa, mi personaje y el de Carlos, llevan 20 años casados y hay un gran desgaste, al que se suma que su hijo ha estado en prisión, lo que ha dañado mucho a la pareja al entrar en el búnker.

Carlos Santos: Mi personaje, Rafa, es el único de estos millonetis que viene de otro origen. No nació rico: procede de una familia de clase media y se casó con Frida, que es la que tenía el dinero. Esa diferencia de origen marca su carácter, su vínculo con la situación y cómo se enfrenta al encierro.

--Comentaban que las familias a las que interpretan se conocían desde hace mucho tiempo y que hay un conflicto por lo ocurrido con sus hijos. En un encierro, imagínate estar con tu peor enemigo sin poder salir: eso genera muchas tensiones.

Carlos Santos: Mi psicóloga dice siempre una frase que se aplica muy bien aquí: “la familia es una institución criminal”. Imagínate estar encerrado con la familia… Todos esos 30 años de relación, 20 años de matrimonio, recuerdos, heridas, desencuentros, incluso momentos felices, dentro de un espacio cerrado se magnifican, más aún cuando piensas que fuera ya no queda nada.

--La situación de encierro la vivimos no hace tanto en la pandemia. ¿Creen que el público sentirá esa similitud?

Carlos Santos: Sabemos que después del confinamiento hubo una gran oleada de separaciones y divorcios.

Joaquín Furriel: Y también de parejas que se formaron. Yo tengo dos conocidos que empezaron una relación entonces. Eso da un poco de esperanza. La diferencia es que este encierro es el de multimillonarios. No lo asocio con la pandemia, que nos unificó a todos, mientras que aquí hablamos de una élite que incluso en el encierro conserva su frivolidad. Sería la 'pandemia millonaria'.

Agustina Bisio: Más que verse identificados, igual ven la otra cara de la pandemia. Porque ellos están encerrados como en un hotel de 20 estrellas.

Carlos Santos: La nota diferencial de lo que nos pasó al 99% de la población en el confinamiento o lo que nos pasaría en el caso de un cataclismo mundial es la absoluta frivolidad de estos personajes. Desconectan de lo que ocurre fuera y siguen pensando en su dinero, en su fortuna, en vez de en quienes han quedado atrás. Creo que esta serie de Álex y Esther [los creadores] es una venganza contra unos señores que concentran tanto poder.

Pau Simon y Joaquí­n Furriel, en 'El refugio atómico'

Pau Simon y Joaquí­n Furriel, en 'El refugio atómico' / Carla Oset / NETFLIX

--El espectador puede percibir la sensación de encierro viendo la serie. ¿Ustedes también la sentieron durante el rodaje?

Carlos Santos: ¡Ocho meses allí metidos! Con eso ya te haces a la idea.

Agustina Bisio: Yo me habría quedado a vivir en el set, sinceramente. Las habitaciones estaban tan bien montadas que hasta lo propuse.

Natalia Verbeke: A mí sí me resultó claustrofóbico, sobre todo por la falta de luz natural y por el mono que llevaba, que me quedaba muy justo y dificultaba respirar en escenas intensas. Además, en las secuencias con muchos actores y figuración dentro del set, la sensación era brutal.

Carlos Santos: Los directores nos decían: “Pensad que estáis encerrados”, y nosotros respondíamos: “no hace falta, ya lo sentimos en la piel”.

Natalia Verbeke: Aun así, rodar en ese set te ayuda mucho a meterte en el personaje. Es el mayor en el que he trabajado, el más grande hecho en España. Una auténtica barbaridad.

--La premisa de la serie es ficción, el encierro por culpa de la amenaza de un conflicto mundial, ¿pero no creen que hoy en día no suena tan lejana?

Natalia Verbeke: No es lejano. Podría ocurrir perfectamente.

Carlos Santos: Esa fue siempre la intención de Álex y Esther: pegarse a la realidad, no hacer una distopía. Incluso tuvieron que cambiar cosas porque la realidad los alcanzaba. Querían ir siempre un paso por delante, aunque a veces los hechos iban más rápido que la ficción.

Joaquín Furriel: Y también está el tema de los engaños. Todos los personajes ocultan verdades, dicen una cosa y hacen otra. Es muy contemporáneo. El final del primer capítulo refleja esa tergiversación de la verdad, algo que vivimos hoy en día constantemente. Es como una 'matrioska': capas y capas de verdades modificadas. Encontrar la verdad en estos personajes es difícil.

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