El 12 de mayo de 1996 Xavier Domingo falleció en Barcelona. Fue un culto y afrancesado reportero que cambió el, en general, rancio periodismo gastronómico español desde su columna semanal en Cambio 16. Él prefería que lo llamaran «cocinólogo».

X.D. nació en Barcelona (1929). Murió a los 66 años, después de una vida muy bien vivida. Residió en París, exiliado, entre 1956 y 1976. Era un anarquista intelectual. Al fenecer Franco, regresó, apadrinado por dos antifranquistas: Juan Tomás de Salas y Ricardo Utrilla. Los tres trabajaban en la agencia France Presse. El primero, con otros colegas e inversionistas, fundó en 1971 el semanario Cambio 16, cuyo periodismo innovador, influido por la mejor prensa anglosajona, revolucionó el marco periodístico del país. En el periodo 1974-1976, Cambio 16 vendía medio millón de ejemplares a la semana.

En enero de1980 comí con X.D. y Vázquez Montalbán. Estaban en Valencia para testificar a mi favor en una grotesca querella por injurias graves que había presentado, en julio de 1977, el restaurante Río Miño, después rebautizado Río Sil (hoy es Civera Centro). Le cedo la palabra al periódico El País (17-1-1980): «Doscientas mil pesetas de multa, cinco millones de pesetas de indemnización y seis años de destierro se piden en un juicio celebrado ayer en Valencia contra Antonio Vergara, crítico gastronómico de la publicación Cartelera Turia, una especie de guía del ocio de Valencia. Xavier Domingo, crítico gastronómico de Cambio 16, y Manuel Vázquez Montalbán, último premio Planeta de novela y especialista en temas culinarios, estuvieron entre los testigos convocados por la defensa».

Don José García López, el hostelero-propietario, perdió el juicio. Durante la comida posterior al proceso, Vázquez Montalbán, siempre cáustico, le dijo a X.D.:«Yo compro Cambio 16, leo tu columna de cocina y tiro a la papelera el resto del semanario». Eran los tiempos de la ortodoxia-heterodoxia marxista de V.M.

X.D. impuso su magisterio gastronómico y su vasta cultura desde su columna. Era un erudito en la literatura del surrealismo francés: Louis Aragon, Breton. Se enfrentó al país de Cándido, el mesonero castellano y Caballero de la Orden de Isabel la Católica. Trabajó para limpiar la caspa a la hostelería. Defendió la Nueva Cocina Vasca, trasunto hispánico de la Nouvelle Cuisine. En 1983 escribió que por fin «se acabó con aquella política de menús turísticos y plato único».

El problema de X.D. fue que retornó a España con el cerebro repleto de cultura, ilustración, ideas, y conocimientos franceses, y encalló en un país inculto, cañí y retrógrado que no ha variado mucho. Esto explica el fracaso editorial de un formidable proyecto, la revista mensual Almanaque de los Golosos y de las Guapas. Salieron unos pocos números, el primero en diciembre de 1976: había un artículo de Jorge Edwards. Era un homenaje al Journal des Gourmands et des Belles, publicado entre 1806 y 1815 por el primer periodista culinario de la historia: Grimod de la Reynière.

X.D. «frecuentó el paladar sagrado del deseo» (Luis Antonio de Villena). Pedro Gras resume la significación histórica de X.D.: «La lectura de sus artículos nos llevan a un pensamiento racionalista, basado en la experiencia, en el mucho viajar, en el mucho probar, y luego en el meditar, cosa que muchos "críticos" (de ahora mismo, añado) olvidan ejercer, amigos de los panegíricos y las comidas gratuitas». Los zampabollos, tragaldabas y sablistas a cambio de una gacetilla.

Fui amigo suyo, durmió y cocinó en mi casa. Fue, además, un gran reportero y un periodista sin fronteras.