Toni Sarrión parecía predestinado a moverse entre despachos y multinacionales. Licenciado en Dirección y Administración de Empresas, trabajó durante algunos años en diferentes sectores, hasta que mediada la década de los noventa decidió salirse de un camino que no sentía como suyo para regresar a su Requena natal y estudiar viticultura y enología, al tiempo que inició una serie de viajes por todo el mundo para conocer en primera persona qué hacía diferentes a los vinos de otras latitudes, descubriendo con sorpresa que muchos de los grandes vinos de todo el mundo se elaboraban con variedades de uva locales.

Entendió que ahí estaba el secreto, y comenzó a trabajar en la reestructuración de las hectáreas de viñedo que su familia explotaba desde 1972 en la finca El Terrerazo -un «pago» con más de un siglo de tradición vitivinícola-. Los inicios estuvieron llenos de dudas. Tardó 4 años en sacar su primer vino al mercado, hasta que logró la añada que estaba buscando. Corría el año 2003 y comenzaba así un proyecto diseñado en solitario y a contracorriente con un vino, Quincha Corral, convertido hoy en el gran pionero de la puesta en valor de los tintos de Bobal en el contexto internacional de los grandes vinos.

A partir de ahí los éxitos internacionales fueron llegando añada tras añada. El título Regional Trophy en los Decanter de 2008 para el Finca Terrerazo 2005, mejor tinto español del año para Quincha Corral 2006 en la Guía Repsol de 2009, mejor tinto español por encima de 15 libras en los Decanter de 2014 con el Finca Terrerazo 2011 o el Platinum Best Value Regional Spanish Red con La Garnacha 2014 en los Decanter de 2017 son solo algunos de los hitos logrados por los vinos de Sarrión a lo largo de estas dos décadas, reconocimientos que han consolidado a la bodega como una de las más prestigiosas de todo el país.

Estos días de encierro necesario Toni se ha visto obligado a «modificar» su día a día. Acostumbrado a pisar viñedo casi a diario, ahora recurre a las nuevas tecnologías para mantener cierto seguimiento sobre el campo, si bien es cierto que «todo esto nos ha pillado en un momento en el que la viña todavía no está del todo activa. Nosotros ya habíamos terminado la poda, y aunque en los últimos días se veía como iba arrancando la brotación, el frío y la lluvia de estas jornadas lo ha ralentizado un poco y hasta dentro de dos o tres semanas no será preciso regresar a las labores de campo». En bodega, los vinos descansan en barricas y depósitos hasta terminar de afinarse, y en las próximas semanas «solo será necesario catar muestras de depósito para ver como van evolucionando», asegura el enólogo.

Desde hace 4 años también lidera el proyecto de la bodega Hacienda Solano, en la Ribera del Duero. «Allí las cosas están más o menos en el mismo punto que aquí, por lo que de momento no hay grandes urgencias, y el equipo, en servicios mínimos, controla periódicamente que todo esté bien en la viña y la bodega».

Encerrado -como el resto de ciudadanos- en casa, Toni aprovecha el tiempo para catar vinos de otras latitudes -«tengo en mi bodega vinos de todo el mundo y me estoy dedicando a catar otras cosas»- leer y continuar formándose; además de «gestionar en la medida de lo posible todo lo relacionado con la empresa y mantener los contactos comerciales con aquellas zonas donde la situación está algo mejor, como Asia y otros puntos del planeta».

Sin duda, el momento más difícil de estos días de confinamiento llegó con la noticia del fallecimiento de Carlos Falcó, Marqués de Griñón y presidente honorífico del colectivo Grandes Pagos de España, del que Sarrión ostenta la presidencia ejecutiva, precisamente sustituyendo en el cargo a Falcó. «Yo sabía que estaba algo malito, con fiebre y otros síntomas. El 18 de marzo le escribí un whatsapp preguntándole cómo se encontraba y dándole ánimos, pero ya no me respondió. Horas después se confirmó su fallecimiento. Ha sido algo muy duro, como cualquiera que le toque con alguien cercano. No hemos podido despedirlo, y eso duele, pero seguro que, cuando pase toda esta pesadilla, le daremos desde Grandes Pagos de España el adiós que merece». Mientras llega el momento de recuperar una mínima normalidad en nuestras vidas, Toni Sarrión se asoma todos los días a la ventana, donde imagina las viñas que volverá a pisar para servirnos en botella toda su esencia.