Los avatares de la vida llevaron al francés Santiago Luis Dupuy de Lôme Guillemain, hijo del Barón Des Garest, hasta el Valle de Fontanars dels Alforins en 1836 para adquirir viñedos y campos de cereal donde hoy se asienta la finca de Clos de Lôm. Sus descendientes fueron ampliando el cultivo de viñedo hasta las 55 parcelas que suman casi 300 hectáreas. Tradicionalmente elaboraban para autoconsumo, todavía conservan antiguas instalaciones, y han venido vendiendo las uvas a otras bodegas locales.

Desde hace un tiempo, la familia de empresarios valencianos Serratosa Caturla, descendientes de los fundadores originarios de la finca, tenía en mente elaborar su propia marca de vinos. Para hacerlo realidad cuentan en el campo con las personas que cuidan el viñedo desde hace décadas y el asesoramiento técnico de Pablo Ossorio y Juan Huerta, junto al enólogo de la bodega, Agustín Bolinches.

La diversidad de suelos con la que cuenta la propiedad les permite encontrar el lugar ideal para cada una de las variedades que trabajan, todas ellas bien arraigadas en la zona, como las Monastrell, Tempranillo, Garnacha Tintorera y Malvasía. Por el momento elaboran cuatro vinos monovarietales, a los que se irán incorporando los vinos de guarda todavía durmientes en la tranquilidad de las salas de crianza.

Uno de los primeros es el Clos de Lôm Garnacha, un tinto que presume del precioso color rojo picota de la Garnacha Tintorera. Su aroma es intenso, a frutas rojas y negras, con un toque de caramelo de frutas ácidas, hierbas de monte, floral, balsámico, con recuerdos de pimienta negra. En boca es fresco, amable, con cierta estructura e importante sensación frutal, sedosa y equilibrada. Un vino sin crianza en barricas al que le ha sentado muy bien un segundo año de afinado en botella.