Si hay una marca de vinos valencianos reconocida en los cinco continentes esa es, sin duda, Castillo de Liria. El sello de Bodegas Vicente Gandía cumple ahora 50 años desde que se lanzase al mercado, allá por el año 1771, cuando ninguna bodega valenciana embotellaba sus vinos y se limitaban a comercializarlos a granel aprovechando las vías de negocio que brindaba el puerto de Valencia.

Hasta ese momento, los vinos de Vicente Gandía se exportaban, a granel, a diferentes puntos del planeta. En aquella época la familia Gandía se había granjeado una bien merecida reputación por su particular forma de envejecer y tratar el vino para su transporte. Las barricas procedían de un pequeño bosque de Missouri. El secado de la madera, el tostado de la barrica y su conservación eran especialmente cuidadas para que el vino estuviera en un perfecto estado durante su transporte, con lo que lograban seducir a sus clientes.

Tres generaciones de vinateros

José María Gandía Perales (tercera generación de esta saga de vinateros) entendió a finales de la década de los años sesenta que era el momento de dar un paso al frente y lograr un formato de comercialización que les permitiese aumentar el valor añadido de cada litro de vino que salía de la bodega. 

Como suele suceder en estos casos, los principios no fueron fáciles, y ni tan siquiera su padre, José María Gandía Ferri, confiaba mucho en el proyecto. “Estás loco José, estás loco, me decía mi padre”. Son palabras de José María Gandía Perales, quien reconoce que “no teníamos los medios de ahora y tuve que pensarlo yo todo, desde el nombre del vino hasta la etiqueta”. 

En aquel momento, bodegas Vicente Gandía estaba ubicada en la Calle Maderas -junto al Puerto de València- y tenía, además, un pequeño centro de elaboración en la ciudad de Lliria junto a los viñedos de donde procedían las uvas con las que elaboraban sus vinos. En esa bodega compraban uva, elaboraban vino y lo llevaban al Grao para exportarlo.

Vicente Gandia fue una de las bodegas pioneras en embotellar el vino en la Comunitat Valenciana. ED

El nombre del vino que se pretendía embotellar fue obra de José María Gandía Perales, quien decidió llamarlo Castillo de Liria pensando en los afamados vinos franceses que casi siempre utilizan la palabra “Château” -que significa castillo en francés-, ubicando el mismo en la ciudad de Lliria, que era el lugar de origen de estos vinos. 

Revolución del vino valenciano

Lliria está ubicada en la comarca de Camp de Túria, en el corazón de la Denominación de Origen Protegida Valencia. Concretamente, en la subzona denominada “Valentino”, cuyo nombre procede de "Valentia Edetanorum", la forma romana de denominar a València.

El diseño original de la etiqueta también fue obra suya, ilustrando las botellas con la imagen de un castillo con un viñedo a sus pies, al más puro estilo de los grandes vinos franceses.

El actual presidente de la compañía vitivinícola valenciana cuenta que “de la primera cosecha salieron, más o menos, 500 cajitas. Enseguida cogí unas botellas y me fui a venderlo al jefe de compras de Superette, un señor, que para mí era muy mayor, porque yo tenía veintitantos años y él cincuenta. Mira xiquet -me dijo-, dedícate a vender neveras o lavadoras que vendiendo vino no tienes nada que hacer. No entendía que el vino de Valencia se embotellara y se vendiera. Salí arrastrándome, con la moral por los suelos”.

Por fortuna, al cabo de los meses la bodega había logrado introducir sus vinos en esa cadena gracias a un intermediario y, desde ese momento, la producción de los Castillo de Liria no dejó de crecer añada tras añada. 

Castillo de Liria fue un hito en aquel momento. Fue la marca que revolucionó el vino valenciano, un cambio de paradigma dentro del sector. Gracias a esto, se impulsó y se consiguió dar valor a los vinos valencianos en general, prueba de ello es que cada día esta DOP está mejor posicionada y goza de mejor prestigio a nivel internacional. 

Una marca internacional

En la actualidad, los Castillo de Liria se pueden encontrar en más de 60 países de los cinco continentes, y probablemente sea una de las marcas de vino español más reconocidas en todo el mundo.

Bodega Vicente Gandia. ED

La gama Castillo de Liria se compone en estos momentos de seis referencias diferentes: dos blancos de Viura y Sauvignon Blanc (uno seco y otro semidulce), un rosado de Bobal, un tinto joven de Bobal y Syrah, un tinto semi dulce de Bobal y Monastrell y un tinto reserva de Tempranillo y Cabernet Sauvignon.