Bodegas Arráez se ha convertido en modelo de éxito dentro del sector vinícola. Apellido vinculado al mundo del vino en el Valle de Alforins desde hace casi un siglo, durante la última década ha sabido reinventarse para dejar de lado la parte más clásica y acercarse a nuevos perfiles de consumidores mediante un lenguaje desenfadado y algo transgresor, con vinos que hablan del buen hacer de los enólogos y de una filosofía de vida basada en disfrutar cada momento para que se convierta en un recuerdo irrepetible.

Bajo la dirección de Toni Arráez -tercera generación de esta saga de vinateros valencianos-, la bodega ha creado etiquetas perfectamente reconocidas por el público como el icónico Mala Vida, Bala Perdida, Vivir sin Dormir, Vividor o Cava Sutra

Toni no ha olvidado su faceta más ‘técnica’ y la bodega también cuenta con proyectos muy personales que buscan poner en valor variedades de uva autóctonas de la zona como las Verdil y Arcos y crear vinos finos, largos y complejos.

Experiencias en su nueva bodega

Bodegas Arráez ha apostado por ampliar y mejorar sus ofertas enoturísticas. ED

Aunque Arráez ya había desarrollado un interesante proyecto enoturístico en sus antiguas instalaciones -ubicadas dentro del casco urbano de La Font de la Figuera-, con iniciativas tan interesantes como el ciclo de cortometrajes de terror organizado con motivo de Halloween, no ha sido hasta 2020 cuando han comenzado a plantear propuestas que aúnan todas las vertientes que confluyen en un buen producto enoturístico.

En la actualidad, Arráez plantea cuatro experiencias diferentes en su nueva bodega (en el cercano paraje Císcar), si bien a lo largo del presente 2023 se irán incorporando nuevas propuestas que  consolidarán un proyecto accesible para todo aquel que quiera disfrutar el mundo del vino sin complejos. 

La visita ‘Sibarita’ tiene una duración aproximada de una hora y media, aunque suele prolongarse más, sobre todo una vez que los visitantes llegan a la parte final en la sala de cata y la terraza con piscina y se disponen a disfrutar de sus vinos. 

La aventura comienza revisando el exterior de las nuevas instalaciones, donde el equipo de la bodega explica sus particularidades arquitectónicas, cuyo entramado simula desde el cielo la figura de una botella. Las fachadas son del mismo color de la tierra que la rodea, integrándose al paisaje como un camaleón; una vez dentro de bodega, el recorrido se inicia en la zona de recepción de la uva, donde se explican los procesos de selección de racimos y uvas. De ahí, el visitante atraviesa la zona de depósitos, un espacio interior de iluminación natural en el que los depósitos de vinificación han sido decorados con obras hechas por el artista valenciano Eduardo Bermejo.

Las nuevas instalaciones de Arráez en el paraje de Císcar. ED

El siguiente punto de la visita se encuentra a tres metros bajo tierra, en un espacio diáfano, de luz tenue y temperatura y humedad constante donde descansan los vinos más expresivos, aquellos que reflejan no solo las cualidades del terruño y la zona, sino también las características de algunas de las variedades de uva autóctonas con las que trabaja Toni Arráez y su equipo de enólogos para producir sus vinos más personales

Tras visitar la planta de embotellado, el recorrido finaliza en la sala de catas y la terraza anexa, donde los visitantes tienen la oportunidad de catar tres de los vinos de Bodegas Arráez acompañados por una selección de embutidos locales que armonizan a la perfección con estos vinos, mientras se disfruta de la música ambiental y las vistas que ofrece un espacio pensado para que los visitantes puedan degustar cómodamente sus vinos.

Bodegas Arráez también plantea dentro de su proyecto de enoturismo experiencias personalizadas como la posibilidad de hacer tu propio vino o contemplar los paisajes de viñedos de Terres dels Alforins desde las alturas, subidos a un globo aerostático

Se trata de actividades pensadas para disfrutar en grupos reducidos y disfrutar de una jornada inolvidable que, en cualquiera de los casos, culmina con una cata maridada con los mejores vinos que elabora Toni Arráez y su equipo.

Escenario de conciertos y sala de exposiciones

Más allá de los packs de experiencias que se ofrecen a lo largo del año, Bodegas Arráez se convierte también en escenario de conciertos y sala de exposiciones, dando así su apoyo a jóvenes artistas y creativos emergentes. 

De este modo, sus instalaciones sirven como base de operaciones para algunas de las actividades que se programan con motivo del festival Nomade, una de las iniciativas culturales más interesantes del interior de la Comunitat Valenciana y que este próximo mes de septiembre celebrará su segunda edición.

Las nuevas instalaciones de Arráez cuentan con una terraza y una piscina exclusivas. ED

Para poder formalizar las reservas de cualquiera de estas experiencias enoturísticas, la bodega cuenta con una página web en la que se desglosa al detalle todo lo que proponen para estas próximas semanas, permitiendo la posibilidad de confirmar reservas de plazas y solicitar presupuesto para las experiencias más personalizadas. 

En todos los casos, la visita a Bodegas Arráez finaliza con el regalo de una botella de vino y una copa personalizada para que el recuerdo de estas actividades perdure más si cabe en el tiempo.