Fundada en 1951, la Cooperativa Sant Pere de Moixent representa el esfuerzo agrícola de todo un pueblo que, durante décadas, ha trabajado sus cultivos para obtener cosechas de innegable calidad con las que tradicionalmente han producido vinos y aceites de oliva que reflejan la belleza de los parajes de una comarca anclada en el territorio. La compañía cuenta con casi un millar de socios que aglutinan en total una superficie de cultivo de unas cinco mil hectáreas entre olivar y viñedo. Elaboran sus vinos en unas instalaciones de tamaño medio, con una capacidad para procesar quinientos mil kilos de uva y una metodología de trabajo en la que lo importante es preservar todas las cualidades de una uva que refleja el esfuerzo de todo un pueblo.

Hace casi una década la bodega dio un giro radical a sus estrategias comerciales rediseñando su colección de vinos, un cambio que no ha afectado solamente a la imagen de los vinos o a sus perfiles organolépticos, sino que ha servido también para cambiar la filosofía de trabajo, planteando una metodología que incide en el posicionamiento de los vinos en el mercado, que ahora ocupan un lugar destacado en el segmento de los productos de proximidad.

Vista aérea de los campos de cultivo de Bodegas Sant Pere de Moixent ED

El gallo, una imagen reconocible

Ahora la bodega cuenta con un sello perfectamente reconocible, Sant Pere, con el que comercializa unos vinos etiquetados con la imagen de un gallo que se ha convertido en símbolo de la bodega, al menos en lo referente al sector vinícola. Durante la presente edición de la Mostra de Vins de Proava, la entidad acercará a visitantes y amigos las últimas añadas de los vinos Sant Pere. Por una parte la añada 2021 de un blanco  de Macabeo, Malvasía y pequeños porcentajes de otras uvas; un rosado de Monastrell y un tinto elaborado con uvas de las variedades Monastrell, Tempranillo y pequeños porcentajes de otras castas. Se trata de vinos que fermentan y realizan una breve crianza en los viejos depósitos de hormigón que todavía se usan en las instalaciones de la bodega, sin duda otro elemento diferenciador en unos vinos que cada vez están más presentes en las mesas de los valencianos, obteniendo un bien merecido prestigio entre prescriptores y prensa especializada.

En la Mostra también se podrán conocer las nuevas añadas de la línea Sant Pere Vinyes Velles en sus versiones blanco de 2019 (recientemente premiado con una medalla de plata en el Concurso de Vinos del casino de Madrid) y tinto de 2017. Son vinos elaborados con uvas procedentes de los viñedos más viejos que cultivan los agricultores asociados a la bodega y elaborados con una metodología diferente a los anteriores. El blanco está hecho con uvas de Pedro Ximénez, Macabeo y Malvasía y envejece durante ocho meses en depósitos de hormigón excepto una parte del Pedro Ximénez que fermenta y se cría en barricas de roble americano. Por su parte, el tinto nace de una base principal de Monastrell y un 20% de uvas de la variedad Cariñena que tiene una crianza de ocho meses en depósitos de hormigón.

Nueva línea de los aceites de Sant Pere de Moixent. ED

En la Mostra, Sant Pere Moixent también presentará la nueva imagen de sus aceites de oliva virgen extra de categoría premium, que ahora se encuadran en una trilogía que comprende un aceite de la variedad autóctona Grossal, un plurivarietal ecológico y un tercero fruto del coupage de Arbequina, Blanqueta y Picual. Junto a estos tres nunevos aceites, la entidad también presentará los nuevos formatos de otra de sus marcas reconocidas por el consumidor, Argolí.