La historia de Bodegas Arráez se remonta a 1950. En aquella época, el sector del vino aún andaba en pañales y los vinos a granel eran una constante en la zona del Clariano. Durante casi 75 años, la firma ha sido testigo de la evolución del sector, siendo de las primeras bodegas valencianas en entrar en el mercado del vino embotellado

Hace poco más de una década, Toni Arráez, tercera generación de esta saga de vinateros valencianos, decidió asumir las riendas del negocio familiar. Tras formarse en la Escuela de Viticultura y Enología de Requena, Toni se marcó como reto rejuvenecer la bodega, sus vinos y la manera de dirigirse al mercado, democratizando el vino de calidad entre perfiles de consumidores que hasta entonces no mostraban interés por este mundo del vino.

Los vinos más ‘canallas’

Su primera creación fue toda una declaración de intenciones: el tinto Mala Vida, un vino fresco y fácil de entender elaborado con uvas de Monastrell, Tempranillo, Syrah y Cabernet Sauvignon con ocho meses de crianza en barrica de roble y con una puesta en escena que marcó el futuro inmediato bajo el concepto de vinos ‘canallas’.

El lanzamiento supuso un éxito sin precedentes que permitió colocar a la bodega entre las más innovadoras. A partir de este concepto, llegarían nuevas referencias como Bala Perdida, Vividor, Vivir sin Dormir o Cava Sutra, que han configurado una colección de vinos para disfrutar sin complejos en cualquier situación. 

Hace poco más de un año, la bodega ha añadido un nuevo miembro a la familia: Mala Vida Edición Limitada, un tinto con el que se conmemoró el décimo aniversario del nacimiento de Mala Vida y en el que Toni Arráez muestra su sensibilidad como enólogo con uvas tan arraigadas en la zona como la Monastrell y la Garnacha Tintorera.

Una gama con variedades casi extinguidas

El nuevo proyecto ya estaba consolidado, pero a Toni Arráez le faltaba un pilar que le permitiese dar rienda suelta a sus capacidades como viticultor y enólogo. Había logrado llamar la atención del consumidor, pero ahora tocaba convencer a los ‘entendidos’ que recelan de estímulos que no estén vinculados con el propio vino. 

Durante algunos años trabajó en silencio buscando viejas parcelas singulares en la Vall dels Alforins y acercándose a varietales que, en otras épocas, reinaban en la zona pero que estaban casi extinguidas en favor de castas foráneas cuyas uvas se pagaban mejor. 

Toni Arráez es la tercera generación de una saga de vinateros valencianos. ED

La gama Los Arráez es el resultado de ese proyecto argumentado en variedades tan poco extendidas como Verdil o Arcos. Aunque sin renunciar a la estética ‘canalla’ –sello de la casa– en su imagen externa, lo cierto es que ‘Los Arráez’ aúnan tradición y atrevimiento a partir de cinco vinos con carácter propio

El primero es una apuesta por las uvas autóctonas (Verdil) en un blanco de autor criado sobre lías; el segundo, Lagares, es un guiño a la tradición familiar (mantiene el nombre de uno de los tintos que han acompañado a la bodega durante décadas, ‘Lagares’) y está hecho con uvas de Monastrell y Cabernet Sauvignon; mientras que el tercero, Parcela 0, representa el compromiso con el terruño que se elabora con una selección de las mejores parcelas que controlan en la zona; por su parte, los monovarietales de Malvasía Syrah y Arcos completan hasta el momento una gama muy bien definida con producciones limitadas que en algunos casos no superan las 3.000 unidades para un proyecto que nace para situarse en lo alto de la pirámide de productos de Bodegas Arráez. 

A pesar de su imagen “transgresora”, Los Arráez son unos vinos puros y comprometidos, delicados, expresivos, sápidos, frescos y mediterráneos que retratan de manera fehaciente la singularidad de un paisaje, el de Terres dels Alforins, estrechamente vinculado a la vid y el vino desde tiempos de los íberos.

Una nueva bodega

El proyecto, impulsado en 2007, se ha culminado con la construcción de una nueva bodega en el paraje de Ciscar, en La Font de la Figuera. En torno a ella se crean los vinos más singulares de la compañía y se desarrolla un interesante proyecto de enoturismo que plantea experiencias inolvidables alrededor de unos vinos creados para beberse la vida.

Nuevas instalaciones de Bodegas Arráez en La Font de la Figuera. ED