Detrás de un buen vino y de una bodega de éxito hay siempre una persona con pasión por el mundo de la vid y con amor por la tierra donde se cultiva. En Fontanar dels Alforins, un municipio de la provincia de València, está rodeado de bodegas con un marcado carácter familiar y con una extensa tradición en la producción de vinos. Precisamente este es de sus mayores atractivos: poder vivir la experiencia enoturística de la mano de sus propietarios directamente, que en muchos casos han crecido en la bodega.

A Rafael Cambra le gusta definirse como “pasante”, ya que piensa que “nosotros estamos de paso, pero la tierra donde crecen nuestras viñas no”. La vinculación de este enólogo con el mundo de la vid y el vino se remonta a su infancia. Forma parte de una familia que se ha ganado la vida como viverista desde hace tres generaciones. Estudió agrónomos en València para, a continuación, completar su formación como enólogo en la ciudad francesa de Montpellier. Después de diversas experiencias profesionales en el norte de España (en bodegas de la talla de Viña Tondonia o Cune) decidió volver a su origen para tratar de reinterpretar los vinos que se producen en la zona de Terres dels Alforins.

Paisaje de viñedos en Fontanar dels Alforins. ED

La trayectoria de Rafael Cambra

Campaña tras campaña fue localizando algunos tesoros (muchos en forma de uva bien implantadas como la Monastrell y, en otros casos, de variedades autóctonas que en ese momento carecían de interés comercial como la Forcallà o la Arcos), mientras ponía en el mercado vinos de altas prestaciones como Cambra Uno, Cambra Dos, El Bon Homme o Soplo. Sus primeros pasos los fue dando en una nave a las afueras de Fontanars dels Alforins, aunque era en realidad en el viñedo donde pasaba la mayor parte del día. En el viñedo y charlando con las personas de mayor edad de la zona, que le han transmitido la sabiduría de quien ha tenido en la viña su medio de vida.

Para Cambra se convirtió en prioridad trasladar a sus nuevos vinos la tipicidad de unas viñas y un terroir únicos en un enclave privilegiado como el de Terres dels Alforins. La primera etiqueta de ese sueño fue La Forcallà de Antonia, un vino que, con el paso del tiempo, se convirtió en el espejo donde se han ido mirando otros elaboradores. El resultado fue un vino distinto, mineral, con buena carga frutal y, sobre todo, reconocible para el consumidor. 

Las buenas críticas, y sobre todo el enorme potencial que entendía que tenían los viejos viñedos de la zona cultivados en los puntos más altos, donde la viña gana terreno al monte, empujaron al enólogo y viticultor a seguir trabajando en esa línea. Hace ya alguna campaña llegaron al mercado las nuevas propuestas –’CasaBosca’ y ‘CasaSosegada’– dos tintos que nacían de la recuperación de un viejo viñedo plantado en una terraza ganada el monte y de la apuesta por devolverle el protagonismo perdido a otras castas autóctonas como la Bonicaire o Arcos.

Soplo y El Bon Homme de Rafael Cambra. ED

Reconocido por los mejores críticos

Este compromiso por plasmar en cada botella el paisaje vitícola de un territorio único se ha visto reflejado en las puntuaciones otorgadas por algunos de los críticos más influyentes del planeta. Fuera de España, Robert Parker o Sarah Jane Evans han tildado los vinos de Cambra como sobresalientes, destacando en ambos casos la capacidad del enólogo por trasladar a cada vino la esencia del terroir, enfatizando el carácter frutal de cada uva y apostando por vinos frescos de marcado perfil mediterráneo. 

Las últimas puntuaciones de Luis Gutiérrez (el catador encargado de evaluar para el influyente Robert Parker) los vinos españoles, han vuelto a situar en el firmamento de los mejores vinos a Rafael Cambra. Los 93 puntos otorgados a CasaLabor y Forcallà d’Antonia, los 94 de Cambra Uno y, sobre todo, los 95 de CasaSosegada, consolidan un proyecto vitivinícola nacido de la pasión y la honestidad.

Desde hace cuatro años Rafa Cambra desarrolla todos sus trabajos de bodega en Casa Colau, una singular bodega cuya producción de vino se remonta al siglo XVII, ubicada en el término municipal de Fontanars dels Alforins, fielmente restaurada y cuya construcción data de 1667. En este nuevo ‘hogar’ Rafa ha puesto en marcha junto a su compañera, Elena Arpón, un producto enoturístico (de momento disponible solamente los fines de semana, aunque durante los próximos meses se irán ampliando los horarios y días de visita) que supone una inmersión a la esencia del vino en Terres dels Alforins. 

La visita se inicia con un paseo por los viñedos, donde Rafa explica a los visitantes los motivos por los que se vuelve a trabajar en la zona con variedades de uva autóctona. La visita finaliza con un recorrido guiado por la bodega y una posterior cata de vinos. Con todo, este es solo el inicio de una nueva aventura para Rafa Cambra, que a partir de ahora ya dispone de un entorno idílico para darle continuidad a un concepto vitivinícola en el que el viñedo es el origen para expresar en cada copa la esencia de una tierra que sabe a vino.