Cada vez que hay una revisión del programa olímpico, el pentatlón moderno está entre los favoritos para abandonar el club de los elegidos. Sin embargo, siempre se salva. Se retuerce con afán de superviviente. Y es que nadie lo duda: dejar de ser olímpico supondría su liquidación como deporte. Otras modalidades más fáciles de celebrar y entrenar, como el triatlón, sacían a aquellos que quieren ser los mejores en varias cosas al no poder serlo en una.

El mundo del pentatlón también hace posible por sobrevivir. Las pruebas se han reunido en una única jornada. Así, los pentaletas abultan poco y molestan menos en la organización olímpica. Y para darle emoción, todo se resuelve en una carrera a pie compensada.

Las tres primeras disciplinas (natación, esgrima, e hípica) dan puntos en función a los resultados y marcas obtenidos. Esta puntuación se traduce en segundos de ventaja con los que salen los participantes a la última prueba, tres segmentos de mil metros y tres sesiones de cinco disparos de tiro penalizantes, en la que todos irán persiguiendo a su inmediato seguidor. Ganará el primero que entre en meta.

Hace cuatro años, Elodie Clouvel se quedó en puertas de formar parte del equipo francés de natación para los Juegos de Pekín. Cuatro años después sí que estará en Londres, en la prueba femenina del pentathlón moderno. Ella será una de las candidatas a la última medalla de oro, plata o bronce que se repartirán en la cita londinense. Está previsto que acabe apenas dos horas y media antes de que arranque la ceremonia de clausura. Competirán 23 europeas, seis americanas, cinco asiáticas, una australiana y una egipcia.

Hípica, como el puenting

Con su presencia, Elodie ha dado un pequeño impulso a un deporte que lo necesita. Es la quinta en el ranking olímpico y luchará por las medallas. En cuatro años ha llegado a la élite del pentatlón. Para ello no sólo tuvo que perfeccionar las modalidades que desconocía. Y algo más: un pánico patológico a los caballos.

«Me llevó dos años quitarme el miedo. Al principio, montar el caballo me asustaba tanto como hacer puenting. Pero ahora ya puedo montar cualquier caballo» aseguraba en una entrevista concedida a la agencia Reuters.

En Clouvel se fijó la federación de pentatlón cuando, además de sus condiciones como nadadora, se recordó que había sido campeona de Francia de campo a través sub-16. Su entrenador, Christian Roudaut, destaca de ella «su capacidad increíble para adaptarse. Con sólo unos pocos meses de practicar esgrima ya tenia la técnica necesaria para ser competitiva. Nunca la tienes que empujar para una competición. Es una luchadora nata. Nunca se rinde y está llena de sorpresas».

De su pasado como adicta a la piscina €se dice que nadaba más de 15 kilómetros al día€ se da por hecho que obtendrá una copiosa renta de puntos, que deberá administrar en el resto de pruebas. «El pentatlón moderno no es una forma de justificar mi fracaso de hace cuatro años. Es una vuelta a empezar. Obviamente, soy muy buena en natación, pero también se me da bastante bien la esgrima».

Con una victoria en la Copa del Mundo y el tercer puesto en la gran final, y empeñada en seguir «hasta los juegos de Río», Elodie (23 años; 1,82 metros, 66 kilos) tiene claro su futuro: «quiero ser modelo». Sólo deberá corregir casi el único defecto físico que se le aprecia: una excesiva separación entre los dientes incisivos. Mucho más fácil que dominar el miedo al caballo.