Para todos los nadadores, y deportistas en general, Mireia Belmonte es un ejemplo a seguir. Por su sacrificio y por su sobresaliente capacidad como nadadira, pero también es verdad que está ahí arriba porque ha sabido moverse mucho. Eso es un plus añadido que no podemos pasar por alto, porque ganarse la vida en el agua es muy complicado. La capacidad de la propia Mireia y de su familia para saber estar en el lugar y el momento apropiados le han ayudado mucho. Lo tuvo complicado cuando dejó el Club Natación Sabadell, que no podía mantenerle el sueldo (2.200 euros al mes), y encontró el apoyo de la Universidad Católica de Murcia (UCAM) cuando ya se planteaba irse fuera de España a prepararse. Y sólo había pasado un mes y medio desde que se colgara dos medallas de plata en Londres 2012. Así que buscarse la vida con los patrocinadores es una tarea obligada si quieres mantenerte en la alta competición en un deporte como la natación. No quiero decir con esto que Mireia no haya hecho méritos en el agua. Es una nadadora completísima, una número 1, pero es obligado decir que su entorno ha sido fundamental.

Otros no tuvimos la misma suerte. Es mi caso y el de la mayoría de nadadores que hemos estado arriba, luchando por medallas olímpicas y en los mundiales. Necesitas financiarte con patrocinadores y eso, en estos tiempos, es complicadísimo. Y tampoco sobrevives con las ayudas del Consejo Superior de Deportes (CSD), que han ido a la baja. Las becas, muchas veces, son de risa. Si fuésemos futbolistas, estaríamos forrados.

Con Mireia coincidí en varios campeonatos de Europa y del Mundo y desde muy joven demostró estar preparada para llegar tan alto. Tiene una virtud que la convierte en una nadadora ganadora. Nada «en negativo», que no es otra cosa que ir de menos a más. Algunos dicen que administra las fuerzas sobre el agua para dar lo máximo en la última parte de la prueba, sea cual sea. Pero en realidad es algo aprendido en su formación. Es su forma de nadar porque ella es una fondista. Nadaba en pruebas de aguas abiertas, donde se requiere más resistencia. Por eso la prueba de 800 estilos es otra de sus especialidades. Estar educada en las pruebas de fondo provocan que no sea explosiva. A mí me pasaba lo mismo. Por mucho que quería salir a tope, no podía. Así que no se trata de calcular el esfuerzo, sino de ir progresando en las pruebas más cortas, como los 100 y los 200 mariposa, entrenando la velocidad.

Hay otro aspecto fundamental. Ha mejorado mucho el aspecto psicológico. Ahora tiene mucha más confianza. Se le nota en la cara cuando sale a calentar.

Pero vuelvo a lo de antes. Mireia es una excepción, porque no creo que más de dos nadadores olímpicos españoles puedan vivir de este deporte. Nos faltan ayudas, como bien sabe Mireia, que ahora tiene a los patrocinadores en el bolsillo.

El último año que competí, en 2003, la federación nos quitó las dietas. Yo, por ejemplo, tuve que pedir permiso para incorporarme al Mundial con días de retraso para no perder mi trabajo, que es lo que me da de comer. En italia, a los nadadores de cierto nivel, el Estado le ofrecen un puesto de trabajo para cuando te retiras.

Afortunadamente para ella, Mireia está en otro mundo en comparación al resto de nadadores españoles. Como en su día David Meca. Incluso, ser noticia por alguna polémica les ha hecho estar en el candelero.