Han sido meses de trabajo muy duro para Maialen Chourraut hasta conseguir la medalla de plata en Tokio. Pero lo peor de todo ha sido tener que separarse de su hija Anne, de 8 años, a la que lleva tres semanas sin ver, ya que esta en casa de familiares puesto que su marido, Xabi Etxaniz, también es su entrenador y la pareja no ha podido desplazarse a los Juegos junto a la pequeña, lo que sí habían hecho en la anterior cita olímpica, en Río, donde ganó el oro.

Sin embargo, ahora, el covid lo ha complicado todo. "Llevamos tres semanas en Tokio y mi marido y yo no vemos a la niña. Tener que separarnos ha sido muy difícil. No me hacía a la idea de afrontar la situación porque siempre la niña ha viajado con nosotros y es una personita pequeñita y vulnerable, y no quería que los Juegos fueran mala experiencia para una niña 8 años", explica Chourraut este martes desde Tokio por vídeoconferencia. La piragüista, feliz por la tercera medalla olímpica que consigue en su carrera, ha reiterado lo difícil y complicado que resulta para una mujer tener que compaginar la alta competición con la crianza de un bebé, algo que tuvo que hacer durante el periodo deportivo que hubo entre los Juegos de Londres y los de Río.

La realidad

"La niña nació en La Seu d'Urgell (allí vivía entonces para entrenar en el canal olímpico de la ciudad catalana). Su nacimiento coincidió con la preparación que acabó con la medalla de oro conseguida en Río. Pero la alta competición y la crianza de un bebé físicamente es muy duro y me fui rompiendo físicamente. Quizá, por eso, ahora he podido disfrutar más de esta medalla, que del oro. Pero necesito unos dos meses de descanso antes de pensar en el futuro porque lo importante no es la medalla sino el camino para conseguirla".

Maialen Chourraut regresará ahora de Tokio para reunirse con su hija. "Si quiero buscar un aspecto positivo a la separación de la niña es que no tenía que pelearme por las comidas ni por la ropa, ni 'límpiate los dientes' y podía estar centrada al ciento por ciento en la competición". Y el éxito se ha transformado en una medalla de plata. "La competición por fin se ha terminado. Dejaré Tokio con un sabor muy dulce porque esta medalla he cumplido mi objetivo de navegar rápida y ahora quiero disfrutar este momento".