En 1807 fue fundada una de las instituciones científicas más prestigiosas de Europa: la Geological Society of London. Dos años después nacería Charles Darwin, hecho cuyo bicentenario celebramos actualmente.

Al poco tiempo de su llegada del viaje de cinco años como naturalista en la expedición del HMS Beagle (1831-1836), Darwin se afilió, en diciembre de 1836, a esta sociedad, en la que dos años después de su ingreso ya ocupa el cargo de secretario. Tal vez en ello tuvo algo que ver el recibimiento que le brindó en Londres la comunidad científica y su encuentro con Richard Owen y Charles Lyell. Owen fue el paleontólogo que utilizó por primera vez el término dinosaurio en 1841 y Lyell era entonces presidente de la Geological Society (GS). Darwin ejerció en el puesto de secretario hasta 1840, cuando renunció voluntariamente por varias razones. Entre ellas, un decai­miento en su salud, un exceso de trabajo a causa de la preparación del tercer volumen de la publicación de los datos obtenidos en su viaje en el Beagle y su convencimiento de que no tenía el suficien­te conocimiento de la geología de Gran Bretaña. Como miembro y secretario de la Sociedad Geológica (GS) debía participar en las sesiones científicas, entre cuyas actividades se incluía la lectura y defensa de sus trabajos de investigación. Poco tiempo después dejó Londres y se trasladó a Down (Kent).

En la mayor parte de sus trabajos de geología y en la reseña de sus libros, que Darwin publicó en las revistas de la Geological Society (Transactions y Quaterly Journal), siempre se identificó co­mo miembro de la Royal Society y de la Geological Society of London, a la vez que en su correspondencia oficial como secretario se autocalificaba como geólogo. No en vano, tres cuartas partes de la información que Darwin recogió en el viaje del Beagle son de naturaleza geológica. Además, tres de los cuatro libros que publicó, con los resultados oficiales del viaje, son sobre aspectos geológicos: La estructura y distribución de los arrecifes de coral (1842), Observaciones geológicas sobre islas volcánicas visitadas durante el viaje del HMS Beagle (1844) y Geología de América del Sur (1846). Principalmente por estos tres trabajos, la Geological Society of London le otorgó su máximo reconocimiento con la entrega de la medalla Wollaston, el mismo año en el que publicó El origen de las especies (1859). Sin embargo, es la idea de la evolución orgánica la aportación por la que es universalmente conocido.

Darwin se interesó por las ciencias naturales cuando estudiaba Medicina en la Universidad de Edimburgo (1825-1827). No debió ser ajeno a los debates geológicos que en ella tenían lugar, pues en esta ciudad se fundó la geología moderna a finales del siglo XVIII, por James Hutton. La escuela a la que pertenecía Hutton demostró, por un lado, el origen magmático de las rocas volcánicas y, por otro, que los principales procesos geológicos se desarrollaban cíclicamente en un período de tiempo sin límites.

A inicios del viaje del Beagle ya se concebía que la Tierra podía tener millones de años de antigüedad; y tiempo geológico era lo que Darwin necesitaba para sugerir un proceso histórico en el desarrollo de la selección natural. Las pruebas de la existencia de un ciclo geológico que se repetía en el tiempo se buscaban en el registro estratigráfico expresado en la columna geológica. En El origen de las especies, Darwin establece en 22 kilómetros el espesor del registro estratigráfico de las islas británicas, en cuyas páginas se hallaban los fósiles de formas de vida extintas.

Uno de los autores de varios períodos de esta columna geológica era Adam Sedgwick, supervisor de los estudios de geología de Darwin en Cambridge entre 1828 y 1831, hasta el momento en el que se embarca en el Beagle. Sedgwick le sugiere que, como preparación del viaje, visite las colecciones de rocas de la Geological Society of London, y le recomienda varios libros, entre ellos el recientemente publicado Principios de geología (1830) de Lyell. Charles Lyell es otro de los proponentes de varios pisos de la columna geológica y autor de la idea de que los procesos actuales son los mismos que se han desarrollado en el pasado. Darwin tiene la oportunidad de leer el primer tomo del trabajo de Lyell durante el trayecto y solicita que le envíen a Montevideo un ejemplar del segundo tomo, que fue publicado en 1832. De su formación geológica extrae la idea de que algunas estructuras presentes en las formas orgánicas actuales obedecen a cambios graduales producidos y transmitidos a lo largo de un tiempo muy amplio.

Charles Darwin se interesó por la geología en los inicios de su carrera científica. Participó activamente en temas que eran del máximo interés en su tiempo, en este campo, como el volcanismo, el origen glaciar de los bloques erráticos y la elevación de las montañas. Vio pronto reconocidos sus méritos por la Geological Society of Lon­don convirtiéndose en un científico importante. Su figura se hizo gigante en biología con El origen de las especies, a cuya teoría aplicó conceptos derivados del pensamiento de la geología de su momento como el de tiempo geológico de Hutton y el actualismo de Lyell.

*Departament de Geologia. Universitat de València.