Esta noche vuelve el horario de verano. La normativa de la Unión Europea establece que cada año, el último domingo de marzo a las dos de la madrugada, los relojes deben adelantarse una hora para que sean las tres. Se trata de una norma instaurada en 1974 como consecuencia de la crisis del petróleo, que tiene como finalidad un ahorro energético al conciliar el ritmo de vida de la sociedad con el ciclo solar.

Coincidiendo con esta medida de eficiencia energética, hace dos años, la organización mundial WWF, lazó la campaña «La hora del planeta», esta iniciativa nació y se gesto en la ciudad australiana de Sydney con un objetivo claro, una acción conjunta contra el cambio climático de gobiernos, ciudadanos y empresas, con un acto tan sencillo como apagar las luces todos a la vez en un día y a una hora determinada´logrando el 31 de marzo de 2007, que se pusieran de acuerdo más de dos millones de personas apagando las luces simultáneamente, gracias al apoyo de instituciones, empresas, organizaciones medioambientales, y estrellas de cine. En el 2008, esta iniciativa se globalizo, y se sumaron a la propuesta unas 370 ciudades de 35 países por todo el mundo, apagando durante una hora, las luces de edificios y monumentos tan emblemáticos como el Coliseo de Roma, el Golden Gate de San Francisco y Times Square de Nueva York.

También en 2008, pero esta vez en diciembre, se celebro la cubre de Baznan (Polonia), donde se sentaron las bases de acuerdos internacionales, que durante el 2009 tendrán que matizarse hasta llegar a un amplio y ambicioso consenso que se ratificará, en la Cumbre Mundial del Clima de Copenhague en diciembre del presente año, y que sustituiría al actual protocolo de Kioto ya obsoleto, y no ratificado por EE UU, China ni India. Según ecologistas y científicos, ésta es la ultima oportunidad que tenemos para alcanzar un pacto global y ponerse a trabajar antes de llegar al punto de no retorno estimado en un aumento de 2 grados de la temperatura media del planeta, ahora estamos en + 0,8. Si la temperatura sube por debajo de 2°C también serán graves las consecuencias climáticas, pero si el aumento es de entre 2 y 4 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales, éstas serían catastróficas.

La UE, en la Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeos de 2006 en su informe Limitar el cambio climático global a 2 grados celsius, reconoce que para tener la posibilidad de mantener el calentamiento global por debajo de 2 grados centígrados es necesario estabilizar las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero a un nivel equivalente de concentraciones de CO2 en 450 partes por millón (ppm).

El Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) ha demostrado que, para que el mundo estabilice sus concentraciones de gases de efecto invernadero a ese nivel, los países desarrollados deben reducir sus emisiones entre un 25% y un 40% antes de 2010 (y entre un 80% y un 95% antes de 2050) y los países en desarrollo deben colaborar reduciendo substancialmente el aumento de sus emisiones.

Eso significa que Europa debe recortar para 2020 sus propias emisiones de gases de efecto invernadero en un 30% por lo menos con respecto a los niveles de 1990, además de destinar una ayuda económica adicional sustancial y suficiente para ayudar a los países en desarrollo a recortar el aumento de sus emisiones, ya que estos países han tenido un grado menor de responsabilidad en las emisiones históricas de gases de efecto invernadero que están causando el calentamiento global, y no obstante serán los más afectados por el cambio climático.

Es más, si Europa no toma las medidas necesarias para pasar ahora a una economía de bajo contenido en carbono, cada vez será más complicado cumplir los objetivos más a largo plazo de reducir un 80% las emisiones para 2050.

Las ventajas de pasar ahora a ese tipo de economía son sustanciales. Europa puede obtener una economía más eficiente y mejorar la salud y la calidad de vida de sus ciudadanos. Si se recurre más a las fuentes de energía renovable y no tanto a los combustibles fósiles importados, mejorará la seguridad energética del continente en el siglo XXI.

Bajo este escenario, La hora del planeta de este año 2009, se presentaba con su máximo sentido, el momento en el que nos jugamos el planeta, o el planeta tal cual conocemos. De lo que acontezca a lo largo de este año y de los compromisos que los países firmen en Cumbre Mundial del Clima de Copenhague en diciembre, será determinante para la historia de la humanidad, ha llegado la hora de la verdad.

El calentamiento del clima es un gran problema actual generado por múltiples causas, pero que todas ellas derivan del impacto de la actividad humana en el planeta, impacto que comenzó dos o tres generaciones atrás, que esta generación empieza a sufrir, y que lo acusarán con mucha más virulencia las venideras. Por suerte o por desgracia, nos ha tocado vivir en la generación del medio, no en las anteriores, las cuales no eran conscientes de lo que estaba pasando, ni en las futuras, que ya no podrán hacer nada para remediarlo, sino de la generación que tiene la información, las armas y la opción de invertir esta siniestra tendencia. Está claro que no es una tarea fácil, pero en nuestra mano está la decisión.

Mañana será un buen día para ser optimistas, por una lado nos levantaremos con la normalidad de un cambio de hora, un habito ya instaurado en nuestra sociedad, que sin apenas perjuicios, ahorra millones de toneladas de CO2 a la atmósfera y por otro lado ayer sábado, se escuchó con fuerza la voz de un mundo que está empezando a ser consciente del momento en el que estamos. Las previsiones más optimistas, cuando en diciembre de 2008 WWF lanzó la campaña La hora del planeta 09, eran de 1.000 ciudades en 60 países. Hoy vivimos el evento mundial mas importante de la historia de unión de los pueblos y de reivindicación social, institucional y empresarial, contra el cambio climático. Un total de 2.848 ciudades, 21.014 empresas, 6.299 organizaciones y millones de personas de 84 países se coordinaron en un gesto simbólico común, algo esta cambiando, la sociedad en su conjunto esta empezando a darse cuenta que la solución al cambio climático somos todos, caminando en una misma dirección instituciones, empresas y ciudadanos.

A nueve meses de la Cumbre de Copenhague, parece que la humanidad esta decidida a partir de ahora, a apostar por el planeta.

*Presidente de la Asociación Valenciana por el Medio Ambiente y contra el Cambio Climático