Vivimos tiempos revueltos en los que todo cambia demasiado deprisa y apenas podemos asumir las novedades. Nuestro país ha pasado de un sistema político a otro, de un nivel precario de desarrollo a una abundancia excesiva para muchos. Hemos recorrido un largo camino y, en ocasiones, nos asalta la sospecha de que perdimos u olvidamos algo. Me refiero a la educación y a la ternura. En un mundo mediatizado por la economía y seducido por la riqueza, a veces, apenas queda tiempo para saborear ese plato exquisito que son las buenas maneras.

Algunos pensarán que los discursos sobre la urbanidad están trasnochados y no son productivos y se engañan. En medio de la degradación de los valores y la zafiedad en el trato que nos rodea, dos frases mágicas siguen siendo la mejor llave para abrir cualquier puerta, e incluso el corazón de nuestros interlocutores. Se trata de dos frases muy cortas, una sólo tiene dos palabras y la otra una sola.

«Por favor» atrae la atención de aquél al que la dirigimos, crea una corriente instantánea de empatía, con ella podemos conseguir cosas que nos asombrarían y que de ninguna manera, hubiéramos obtenido con malos modos.

«Gracias» es la frase más corta que se me antoja sin ser un monosílabo y ¡qué bien se siente uno cuando se le reconoce su esfuerzo! y, lo que es más importante ¡qué bien se queda uno después de decirla!

Creo que «por favor» y «gracias» jamás deberían estar ausentes en cada día de nuestra vida y, como docente, considero la enseñanza y el empleo de las mismas como algo esencial para la transmisión de cualquier saber, incluso de la Química Analítica y ¡no digamos como tarjeta de presentación!. Confieso que, allí donde he viajado las primeras palabras que he tratado de aprender y de enseñar a mis hijos son las que componen esas dos frases mágicas que tan imprescindibles se me antojan en estos tiempos de crispación y de caos que vivimos.

Por cierto. Estoy convencido de que en este momento, en que tanto se debate sobre la educación en nuestro país, el uso frecuente de las antedichas frases contribuye mas al respeto mutuo entre profesores y estudiantes, padres e hijos, superiores y subordinados , e incluso entre el gobierno y la oposición, que el tratamiento de tú o de usted ( incluso de vos entre nuestros hermanos argentinos); porque lo que importa al fin y al cabo es el respeto y en el «por favor» y en el «gracias» hay mucho de esto.

Catedrático de Química Analítica de la Universitat de València