La situación del nuevo gobierno de Su Majestad Británica, Cameron y Clegg, tanto monta, monta tanto, ha quedado algo desairada al destaparse el asunto del secretario del tesoro, David Laws, la mano derecha del canciller Osborne, para hacer los recortes necesarios de más de 7.000 millones de euros, que afectarán y mucho a la clase obrera y a la clase media en cuanto a ayudas, subsidios y demás gajes de la generosidad socialdemócrata, o del Wellfare State (ellos lo inventaron).

La joven promesa del Partido Liberaldemócrata, que había sido el alma de la negociación del acuerdo para formar gobierno, ha tenido que salirse del juego y de la foto porque su vida privada ha irrumpido de repente, en el cuadro, como en los vodeviles y obras de su paisano Oscar Wilde. Como en el caso Profumo o en el de la valenciana Bienvenida Pérez.

No hay aquí espionaje soviético, ni chantaje, ni revelación de secretos militares, pero atañe a una muy británica manera de vivir la vida privada, con un doble rasero, lo que habitualmente se llama hipocresía y allí fariseísmo. Pero que ha sido la regla para estar en la vida pública desde el siglo XIX, guardando las formas y llevando una vida privada cada cual a su manera.

El joven político, avezado ya en la contienda, tenía un esqueleto en el armario porque mantenía una relación con otro varón, lo cual allí ya no escandaliza a nadie, pero él había decidido mantenerlo en el armario, o mejor todavía, en el apartamento de su novio. Y aquí comienza Cristo a padecer.

Lo más grave no ha sido ocultar su sexualidad, que no merece mayor comentario, sino que era él quien pagaba un alquiler a su pareja, en concepto de alojado en su casa, y porque así podía beneficiarse de las ayudas sociales que tienen los políticos también, y que ya quedó demostrado por el escándalo en el Parlamento británico que son amplias y estaban poco vigiladas. En este caso el monto no llega a 45.000 euros en unos años. Pero no los hubiera podido percibir de reconocer que vivía en el apartamento de su pareja, casado o no, no se paga alquiler que tenga derecho a subvenciones.

El secretario del Tesoro ahora devolverá el montante de las ayudas. Pero queda retratado como alguien que defiende el recorte de todas las subvenciones sociales, el gasto, por duro que sea para las masas, y en cambio le encantaba recibirlas él mismo, haciendo trampa para ello. Doble moral y doble rasero que hoy no le permitirían ir a hacer gallardamente campaña. Los compañeros y familiares le han mostrado su apoyo, al descubrirse el pastel, supongo que se refiere a que quede como reconocido homosexual y salga así, sin querer del armario. Y Cameron le dijo que espera que vuelva. Bueno, eso sí, previo pago, arrepentimiento, y supongo que regularizando su relación de pareja. ¿Se casará ahora para hacer legal la situación? No le queda otra salida, quieras que no.

Es de todas formas la demostración de la fábula del cazador cazado y del liberal que se pierde por la mamella pública. En cuanto a la privacidad, era él mismo quien la había violado al meter de rondón y como rehén a su pareja para mojar y chupar, perdonen las redundancias, si las hay. Por un lado, el lema «ley y orden» de los conservadores; de otro, la libertad personal a ultranza, de los liberales. Y Laws ha sucumbido ante la tentación del desorden, que es timarle al Estado. ¿Ha sido por amor o por burdo interés?

Y me pregunto, una vez más, cuántos políticos del PSPV, del PP, de CiU y otros partidos que en España se hacen y deshacen, siguen así, sin salir del armario, consiguiendo subvenciones y puestos para su pareja. Mientras quieren mantener la fachada que interesa de cara al voto de la clase media. Y algunos están por los recortes. Para más inri. No nos interesa su vida privada, pero sí cuánto nos cuestan las parejas apócrifas. Las pagamos por partida doble. Y disimulan muy mal, unas y otros, con o sin cónyuges.