Los fríos de esta primavera no sólo se han dejado sentir en la agricultura, sino que también han dejado su huella en parques y jardines. Las heladas que hubo durante la primera quincena de mayo sorprendieron a numerosos árboles con sus brotes muy tiernos. Después de las abundantes precipitaciones del invierno y la primera parte de la primavera, las bonanzas de abril favorecieron una rápida aparición de hojas y nuevos brotes, pero éstos no sobrevivieron a los vientos helados que barrieron en mayo amplias zonas del interior peninsular, y ahora numerosos árboles muestran esas heridas en las zonas ajardinadas. En algunos viveros los cedros han sufrido especialmente y presentan los brotes muertos con colores ocres y anaranjados. Aquellas heladas tardías parecen lejanas tras los últimos calores, pero apenas hace un mes de ello. Han sido un invierno y una primavera especialmente duros y, como ya ha sucedido en años precedentes, sin apenas transición entre el frío y el calor. La primavera sigue perdiendo aquel carácter de estación plena que tenía antaño.

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