El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, dio ayer la fecha límite: el 16 de junio, el Consejo de Ministros aprobará la reforma laboral. Haya habido o no previamente un acuerdo entre patronal y sindicatos. Si lo hay, perfecto. Si no lo hay, el Ejecutivo dictará la suya. La fecha tiene su explicación: al día siguiente, 17, comienza el Consejo Europeo en el que sus correligionarios europeos esperan oir de boca de ZP las medidas que ha adoptado en el mercado laboral y que la UE reclama como parte del plan de ajuste impuesto semanas atrás. Los agentes sociales llevan más de cuatro meses negociando, sin llegar a ningún acuerdo. Esa incapacidad puede obligar finalmente al Gobierno a mojarse y de esa forma romper otra promesa lanzada al viento en los buenos tiempos: aquella de que no se aprobaría nada sin el consenso de las partes. Acabado el tiempo de gestionar la bonanza, llega el tiempo de gobernar. Y eso es más complicado.