Aunque el invierno, oficialmente, se acabó en marzo, este fin de semana todavía flotaban algunos trozos de hielo en el Golfo de Botnia, en el norte del Mar Báltico. Y las últimas nieves acaban de retirarse del núcleo urbano más elevado de Escandinavia, donde las calles han estado cubiertas de blanco desde la primera nevada el 29 de septiembre. Un invierno de récord que sigue arrojando registros extremos en todo el continente. Los valores de precipitación, sobre todo sólida, han saltado por los aires desde Noruega a Andalucía y desde Irlanda a los Balcanes. Sin ir tan lejos, la silueta de Sierra Nevada sigue recortándose en blanco intenso sobre el cielo de Granada, gracias no sólo a a la nieve acumulada desde el inicio de la temporada sino también a las precipitaciones de los últimos días. Una reserva sólida que puede ayudar a mantener un nivel satisfactorio en la reserva hidráulica del sur y contribuir a recargar unos acuíferos muy castigados durante los períodos de sequía de las últimas décadas.