La crisis económica amenaza con provocar también profundos cambios en el mapa municipal valenciano. El Consell contempla la eliminación de 80 municipios en tres años mediante procesos de fusión o de creación de mancomunidades. La razón es clara: la actual estructura de la administración local es «antieconómica», según el conseller Rafael Blasco. Los recortes impuestos por el Gobierno sobre las finanzas municipales pueden representar un problema irresoluble para pequeños municipios con escasos recursos, que pueden ver amenazada su supervivencia. El Consell estima que el proceso afectará a un 15% de los 542 municipios con que cuenta la Comunitat Valenciana; todos ellos con menos de 500 habitantes.

El objetivo es que no se dupliquen servicios que puedan prestar conjuntamente. Con la burbuja inmobiliaria de la última década, muchos consistorios obtuvieron ingresos fáciles por la vía extraordinaria de las licencias. Y se lanzaron a construir instalaciones y servicios —polideportivos, piscinas, auditorios...— que no se justificaban por su población y potencial económico. Terminado el maná de la construcción, ahora no pueden afrontar el mantenimiento de esas prestaciones y toca buscar soluciones.

Es previsible que afloren resistencias. Pero para quienes consideren que se trata de un proceso sin precedentes, está el caso griego: allí va a desaparecer un tercio de los ayuntamientos. La crisis no entiende de divisiones administrativas.