Este artículo es para nostálgicos y por tanto probablemente no diga nada a las nuevas generaciones de lectores. A los aficionados y seguidores del «tiempo», adictos en su mayoría, se les ofrece a diario un sofisticado espectáculo televisivo cada vez más elaborado. Los meteorólogos de la «tele» tienen a su disposición la mejor tecnología audiovisual y el más amplio, completo y eficaz acceso a centenares de datos. Internet ha hecho que pronosticar el tiempo no sea patrimonio de unos pocos servicios nacionales con acceso exclusivo a la información.

En este nuevo escenario, el recuerdo de Mariano Medina, el pionero en la presentación del «tiempo» en televisión, se agiganta. Don Mariano aparecía siempre solo frente a un mapa rotulado a mano cuyos protagonistas eran casi siempre dos: el anticiclón de las Azores y el barco «K», aparentemente inmóvil frente a las costas gallegas. Los barcos meteorológicos nacieron fruto de el incremento de las rutas transatlánticas en barco y más tarde en avión y prestaron servicio durante todo el siglo XX como estaciones fijas que remitían vía radio valiosa información. Las nuevas tecnologías , en especial los satélites, hicieron que fueran sustituidos por boyas fijas y otros métodos menos costosos que el de tener un barco con tripulación inmóvil en el Atlántico. Hasta finales de los setenta hubo hasta 10 barcos meteorológicos en el Atlántico, entre ellos el famoso «K», el que parecía avisar de la llegada de los frentes. Hoy solo queda operativo el barco «M» frente a las costas de Noruega. Como sus hermanos, el «K» desapareció en 1977 y fue sustituido por una boya.

jsierra@epi.es