Asisto a una interesante sesión de trabajo organizada por la Fundación para la Ética en los Negocios y las Organizaciones, Étnor, en la que se trata, entre otros temas, de la economía del conocimiento y del modelo productivo. Se debate sobre el propio concepto de gestión del conocimiento; sobre cómo no va a haber conocimiento en la economía, cuando lo ha habido desde siempre; sobre cuál es la novedad de su resurgir en los momentos actuales; incluso sobre qué conocimiento resulta más productivo, el que se orienta a la felicidad de la persona o a la productividad de la organización, como si ambos fueran términos excluyentes, cuando ya Gabriel Celaya advertía que para que el trabajo fuera productivo debía aportar felicidad.

El resurgimiento del interés general por gestionar el conocimiento en las organizaciones viene de un conjunto de factores, entre los cuales Agustí Canals, experto en estos temas, en su opúsculo sobre «Gestión del conocimiento», destaca los tres siguientes: la globalización, la generalización de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y la nueva visión de la organización centrada en el conocimiento.

Veamos cómo estos tres factores afectan a nuestro modelo productivo y a sus posibilidades de cambio o, mejor, transformación. ¿Qué aporta la gestión del conocimiento, de las personas o de la organización, en favor de la mejora del modelo productivo? Las personas son el elemento fundamental de toda organización y, por ello, proporcionar una formación adecuada, tanto especializada como generalista —Gregorio Marañón advertía que un médico que sólo sabe de medicina no sabe ni de medicina— debe ser una de las bases para la transformación del modelo productivo. Por otra parte, las organizaciones, en la actual distribución del trabajo en red, deben facilitar la relación fluida entre las personas, para que el conocimiento individual de cada una de ellas contribuya al acervo común.

Las circunstancias actuales obligan a replantear, desde las diferentes organizaciones, su propia evolución hacia la nueva situación a la que en pocos años han tenido que enfrentarse. Así, no sólo la capacitación del factor trabajo es necesaria para la transformación del modelo productivo, es preciso también atender al resto de los factores productivos; internos, como el capital del que se dispone, el know how o saber hacer, de la especialidad en cada sector, y el know org, o saber hacer de la propia organización, y de influencia externa, que van desde la situación coyuntural del mercado a las propias condiciones geográficas o medioambientales.

El planteamiento, pues, del cambio del modelo productivo, exige una valoración pausada que tome en consideración todos los factores que afectan a la decisión. Tomarla sin atender a la realidad social del entorno puede llevarnos a alejarnos de la comprensión de la realidad. Efectivamente la primera dificultad estriba en acertar en la emisión del diagnóstico, la segunda en hacerlo para la transformación del modelo productivo mediante una gestión del conocimiento que posibilite la dimensión óptima en cada uno de los sectores y organizaciones.