La policía local de Dénia rescató el lunes a una pequeña de 3 años que vagaba desamparada por las inmediaciones de su vivienda. Todo parece indicar que su padrastro la había dejado desatendida mientras su madre se encontraba de viaje. Y la niña vivía rodeada de excrementos de animales y sin una alimentación adecuada, de acuerdo con el parte policial. El juzgado competente instruye ahora las diligencias por un presunto delito de abandono de una menor. Es el turno de que las autoridades apliquen con la máxima contundencia la ley en defensa de los intereses de la pequeña. En estos casos es recurrente el debate sobre la idoneidad o no de retirar la patria potestad a los progenitores de los menores. Pero este debate, garantista por naturaleza, parece que en ocasiones da prioridad a los derechos de los adultos y no de los más débiles.

Y ocurre asimismo con otro colectivo desprotegido como son los ancianos. La mitad de las personas mayores sufre también el maltrato por negligencia por parte de los familiares, en una situación que también en muchas ocasiones queda oculta a los ojos de la sociedad, tal como se pondrá de relieve en el congreso de medicina familiar que se abre hoy en Valencia.

La protección de estos colectivos indefensos debe ser prioritario, pero no solo para los servicios sociales, sino para la ciudadanía en general. Tal como ha ocurrido en el caso de la niña de Dénia y cada vez ocurre más con las mujeres maltratadas, la denuncia que parte del entorno social es clave para poner remedio a los abusos.