Todo lo que hacemos se ajusta a un libreto, a un argumento que nos viene dado, y en el que a lo sumo podemos colar alguna frase. En situación de grave crisis, un gobierno es culpable, según el libreto, y cuando llega la hora de apretar el cinturón, los sindicatos deben convocar huelga. Digo esto con sumo respeto hacia los sindicatos, y añado que estaría justificada una huelga general en Europa, y con un alcance de más calado, incluidas transformaciones en el sistema. Por lo demás, la huelga llega en rescate de Zapatero, que en sus horas más bajas, y ya con síntomas de asfixia, recibe otro balón de oxígeno. Primero le ha salvado la campana del Mundial (hasta mediados de julio) y ahora los sindicatos le dan una prórroga hasta fines de septiembre, pues la oposición política, mediática y fáctica nunca renunciará al placer de una huelga general contra el Gobierno convocada por los suyos.