El ex ministro Miguel Boyer no sabe en qué país vive. Decía el otro día que si seguía bajando el sueldo de los ministros y los altos cargos de la Administración sólo llegarían a estos puestos analfabetos. Y el tío tuvo la puntería de hacer estas declaraciones cuando se acababa de conocer el sueldo de Belén Esteban. A ver si se cree Boyer que esa señora a la que Jorge Javier Vázquez canta como princesa del pueblo, la que el Píndaro telecinquero Deluxe encumbra como reina de nuestros corazones, se iba a conformar con llevarle a su Andreíta del alma el sueldo de un ministrín. ¿Es príncipe o rey de algo un ministro? Pues eso. La princesa y reina del pueblo y de nuestros corazones, el mascarón de proa del barco pirata de la cirugía estética patria, tiene un sueldo superior al de todo el Gobierno junto, ya lo habíamos comentado. Pero el sueldo televisivo que mereció comentarios y quejas hace unos días no fue el suyo, sino el del presidente de RTVE, Alberto Oliart, que en vez de cobrar 15 veces menos que la Esteban (como hace el presidente del Gobierno), comete la indecencia de cobrar cinco veces menos que la ex del ex torero. Es el signo de los tiempos. Menos Estado, menos funcionarios, menos servicios públicos, menos salarios para los que se ocupan de lo común. Los ciudadanos no nos merecemos buenos gestores. Quien sea capaz y quiera que se le valore como tal que opte a vicepresidente ejecutivo de la filial española de una multinacional. O de una cadena de televisión que pague cuatro duros a un cámara de calle que meta más horas que el Capitán Trueno. La clase política se la puede jugar participando en un programa televisivo en el que tiene que demostrar lo que sabe en sólo 59 segundos. No hay ningún programa en el que quienes administran grandes fortunas y ganan así una pasta demuestren ante toda España lo que valen disponiendo en sus bolsillos de sólo 59 euros.