Cuál es la situación del Gobierno valenciano en estos momentos? Muchas consejerías ni existen, ni se las espera. Otras, se limitan a gestionar, a duras penas, la pura y dura realidad. Y el president resiste. Ésta es la consigna fundamental: resiste y vencerás. La llegada del estío tedioso y la desaparición de la escena son la mejor receta para afrontar lo inmediato. A partir de septiembre empieza la campaña electoral. La actitud política de Camps oscila entre la huida hacia adelante y la resistencia. La esperanza de la anulación de su imputación en el proceso Gürtel y los aires positivos de las encuestas para el PPCV motivan su prudente comportamiento. Apariciones públicas, las mínimas, y siempre en terreno propio. El president anhela profundamente una victoria electoral contundente, que sería interpretada como una absolución legal y un espaldarazo a su persona. Ésta es la clave hermenéutica de esta coyuntura política valenciana.

No obstante, en esta estrategia, se vislumbra un pero. El tempus judicial, en principio, puede transcurrir paralelamente al electoral. Esta simetría es peligrosa, ya que la foto de un banquillo es letal en época de comicios. Camps camina sobre ascuas encendidas. Y además sabe que, en este caso, podría ser prescindible. En Madrid, dada la tesitura del PSPV, piensan que el PPCV puede ganar sin Camps. En Génova no entenderían otra embestida mediática.

En cuanto al Gobierno de la Comunitat, el president lo tiene crudo. Se encuentra atrapado en su propia red. Seguramente piensa que, del mismo modo que dejó en caída libre a Costa, debería hacer lo mismo con algunos miembros del Ejecutivo. Algunas piezas están muy desgastadas, pero no puede prescindir del núcleo duro: Cotino, Camps, Rambla, Rafa. O, si lo hace, será temporal y estratégicamente, para retomarlos después de la posible victoria en las elecciones autonómicas. Probablemente con Rafa pacte la dedicación plena a dirigir esta campaña electoral tan decisiva, sobre todo para él. Finalmente, lo ideal para el president será provocar un posible cambio del Govern, por sorpresa, entre la primera y segunda quincena de agosto. Sin duda, pillará a todo el mundo con el pie cambiado. El nuevo Consell arrancaría con fuerza, integrando a personas totalmente fieles a su proyecto político personal. Sin olvidar recuperar a otras con tirón electoral. Los ejemplos de esto los pone cada uno. En septiembre, «cántaro nuevo, agua fresca». Y el nuevo ejecutivo, a dar caña hasta el final.

¿Quién ha filtrado esto? ¡Que busquen la garganta profunda! Espero no haber adivinado el pensamiento del president.