«Se busca persona sensata y coherente.» Este cartel al más puro lejano Oeste, con recompensa incluida, podría ponerse en todas las marquesinas de cara a las futuras contiendas electorales. Persona sensata y coherente que piense por sí misma y se aleje de ser siempre un palmero en todos los actos y donar la cabotà a base de argumentario precocinado por no sé quién, que opina por ti... el summum de la tontocracia, que es hacia donde nos dirigimos. Una democracia dirigida por personas que dan palos de ciego porque no saben decidir y su máxima ideológica es la superficialidad más absurda y la tontería.

Toda esta política light, sin colorantes ni conservantes, puede funcionar mientras el motor económico tenga gasolina, pero cuando el coche anda más seco que la mojama, la gracieta de un político pringadote que no ha hecho nada más de provecho profesional en su vida que vivir del erario público y se llena los bolsillos con nuestro dinero, pues la verdad es que no tiene ninguna gracia.

Los viejos políticos, los que ya no pintan nada, o no les dejan pintar. Los que intentan aconsejar a los nuevos y éstos no escuchan, muchas veces dicen que su generación había estudiado carreras y se había fogueado por su cuenta en el mundo laboral mucho antes de entrar en política. Hoy en día, el cargo de concejal es muy goloso y a la vez muy facilón si te lo has estado trabajando meses atrás con tu ejecutiva de turno. Ya no se premia al que vale, sino que se premia al seguidismo, al palmero, al que no molesta, al que no cuestiona, al que no hace sombra del líder...

Para gobernar y para dirigir debes estar preparado y fogueado. En una columna de Ignacio Camacho, en la que hablaba con un antiguo dirigente socialista comentaba una frase que sería titular en toda la prensa sensata, llamativa peculiar y a la vez una gran verdad: «Los que saben leer y escribir, al final acabarán dándose de baja del partido.» Yo añadiría que también se darán de baja, de cualquier partido, los que se atrevan a pensar por sí mismos y denuncien la imposición de ideologías o postulados por decreto del establishment del partido, otro no sé quién que piensa por ti.

Un buen ejemplo a la contra es Estados Unidos —a los que criticamos tan fácilmente—: nos vuelve a dar otra lección en esto de la política con las últimas primarias celebradas, donde están triunfando las caras nuevas en detrimento de los candidatos de toda la vida, el político profesional que no sabe hacer otra cosa en esta vida que vivir del cuento, del cuento de la política, pero en definitiva del cuento. Triste pero cierto.

Direcció de la Associació Valenciana de Consultors Polítics