Hablar de Cabañuelas es hablar de «herejía» por partida doble: en primer lugar, por el presunto origen judío e incluso ligado a la Cábala que algunos expertos le atribuyen a este método de pronosticar el tiempo y porque los meteorólogos lo descartan como un método fiable y científico de anticipar las condiciones de la atmósfera a tan largo plazo. Sin embargo, llegadas estas fechas, un creciente número de personas recurre a viejas tradiciones y a instrucciones orales transmitidas de generación en generación para escrutar el cielo en busca de los signos que supuestamente han de indicar el tiempo que hará en los próximos meses. Pese a que cada «cabañuelista» tiene su propio método, existe cierta coincidencia en utilizar únicamente la observación de los primeros días de agosto. Del 1 al 12 se observan las cabañuelas «de ida», y a partir del 13 de agosto y hasta el 24 es el turno de las cabañuelas «de vuelta». Según este método, diversos signos en el cielo de hoy anticipan el tiempo que hará enero de 2011, aunque para precisar el pronóstico cabrá esperar al 19 de agosto, cuando la cabañuela «de vuelta» defina mejor lo que cabe esperar de enero. Entre los signos se encuentran la dirección del viento, la forma de las nubes, las características del sol y la luna, las estrellas, si hay o no tormenta, si llueve, cómo llueve... El resultado final no será más que un pronóstico y su credibilidad una cuestión de fe, no de ciencia.