La trashumancia en el sur de Aragón tenía como destino tierras valencianas donde pastores de Fortanete, Camarillas, Perales, Valdelinares, Bronchales y otros pueblos de la serranía turolense buscaban pastos en climas templados. Lo explicaba José Luis Castán en su tesis doctoral defendida en 1996 en la Universitat de València y dirigida por la profesora Emilia Salvador. Durante este mes de octubre, en el que se produce la inversión térmica y empiezan las heladas nocturnas en los pueblos de montaña de Teruel, los pastores comenzaban su periplo que los mantendría alrededor de seis meses fuera de sus casas. Me contaba Miguel Fuster, hijo de Camarillas, que un refrán que había oído a sus mayores, relacionaba las fechas en que los pastores marchaban a los extremos con la posición en el cielo de ciertas estrellas: «Las Cabrillas a la mar, los pastores a extremar. Las Cabrillas a la sierra, los pastores a su tierra». Las Cabrillas es un nombre popular para designar a las Pléyades, un cúmulo abierto de estrellas jóvenes formadas hace apenas unos 100 millones de años. Constituyen un grupo prominente y característico del cielo otoñal, situado en la constelación de Tauro. Las seis o siete estrellas más brillantes se resuelven a simple vista, pero la observación del cúmulo con unos prismáticos o un telescopio permite distinguir muchas más, así como la nebulosa de reflexión producida por la luz de las estrellas que se refleja en la nube de polvo donde se formó el cúmulo estelar. En octubre, poco después de anochecer, las Cabrillas salen por el este (a la mar), indicando a los pastores turolenses que deben prepararse para «ir a extremar». En abril se verán al oeste (a la sierra, vistas desde Valencia), anunciando que es hora de volver a las tierras solariegas de Aragón.

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