La intención del PSPV de respaldar la candidatura del oficialmente declarado tránsfuga Agustín Navarro para repetir como alcalde de Benidorm plantea muchos interrogantes sobre el compromiso de los socialistas valencianos con la lucha contra el transfuguismo. Desgraciadamente, ninguno de los dos grandes partidos de la Comunitat está libre de pecado en este campo —así que, por favor, ahórrense el tiro de piedra— y el ejemplo que se empeñan en dar una vez tras otra —con escasísimas excepciones— no hace más que arrojar nuevos manchones sobre el ejercicio limpio de la política. Trasladar el debate sobre la alcaldía de Benidorm a una disputa en las alturas del PSOE es además distraerse del núcleo de la cuestión: si un partido puede dar carta de naturaleza a una actitud que vulnera completamente las reglas del juego.