La festividad del 9 de Octubre alcanza al pueblo valenciano herido, sumido en una profunda crisis económica. Tal vez por ello es un buen día para recordar nuestras raíces y alimentar el orgullo valenciano. Impulsar lo nuestro.

La Comunitat se siente especialmente abandonada por un Gobierno Central que no consigue sacar al país de la dinámica negativa en la que está envuelto. Ante esta situación, sólo nos queda apelar al buen juicio e imaginación –que no presupuesto- de la Administración valenciana.

Debemos creer en nuestra industria, potenciar nuestro turismo, mantener nuestra agricultura, destacar nuestro amplio patrimonio, defender los sectores productivos propios… Luchar por lo valenciano.

Allá en 1338, cuando se cumplía el primer centenario de la conquista de Valencia por parte del rey Jaime I, se instauró esta festividad. Eran tiempos de necesidad y hambruna. Hoy, nuestra lacra es el paro. Más de medio millón de personas desempleadas en tierras valencianas. La situación es difícil y la cifra espeluznante, pero el pueblo valenciano ha demostrado a lo largo de la historia su capacidad para luchar y salir adelante.

Confío, por tanto, en que en un momento tan crucial para la Comunitat, los ciudadanos tomen la iniciativa y la sociedad civil reúna fuerzas para recoger el testigo del Palleter y emule su firmeza, tenacidad y valentía. Con este espíritu, unido a la imaginación e ilusión que caracteriza a los valencianos, podremos situar a nuestra Comunitat en el lugar que le corresponde y así devolver la prosperidad que, con tanto esfuerzo y sacrifico, habíamos logrado.

Es un día festivo. La fiesta de los valencianos. No hace mucho, disfrutábamos de un modelo de bienestar que ahora se resquebraja fruto de la crisis nacional que el Gobierno de España no es capaz de detener. Tengamos fe, tratemos de afrontar con optimismo lo que viene y confiar en nosotros. El pueblo valenciano exige soluciones.

Presidente del sindicato CSI·F en la Comunitat Valenciana