Una de las evidencias claras del cambio climático es el incremento global de las temperaturas. Un aumento que comprobamos en los balances estacionales elaborados por la Agencia Estatal de Meteorología. Por el contrario, los científicos no han establecido todavía una tendencia en la evolución de las precipitaciones a nivel mundial. A pesar de ello, los diversos modelos matemáticos utilizados —como han recogido estudios como el IV Informe de Cambio Climático de las Naciones Unidas— revelan que el área mediterránea es una de las zonas del planeta más vulnerable a la pérdida de lluvias. Nuestro clima tiende a la africanización. Durante los próximos cien años las precipitaciones podrían reducirse entre un 20 y un 40%, por ello, es fundamental preparar todos los sectores económicos y los ecosistemas para hacer frente a situaciones de déficit hídrico. En consecuencia, bienvenidas sean todas las investigaciones en este sentido, como el reciente hallazgo de la Universitat Jaume I de Castelló, que ha logrado árboles cítricos más resistentes a la sequía a partir de mutaciones genéticas de semillas.