Este año el puente del Pilar no ha sido muy generoso en lo meteorológico. Muchos de los que han podido disfrutar de una buena escapada lamentan que la atmósfera haya estado tan revuelta, pero es la lotería del tiempo, por la que hay que apostar —y no siempre se gana— en dos épocas señaladas, como son este puente y la semana santa. Una en pleno otoño y otra recién entrada la primavera, en semanas de transición, porque se pasa del verano al invierno y viceversa, lo que supone que la atmósfera está en fase de cambio. Es raro que unas vacaciones de verano se echen a perder por la lluvia, porque en quince días o en un mes hay tiempo para que siempre acabe saliendo el Sol a pesar de que obligatoriamente debamos contar con algunas tardes de tormenta o un mal fin de semana. Pero en octubre y en semana santa las borrascas parecen mostrarse indiferentes con los contados días de ocio, lo que muchos años complica las cosas. Aunque no siempre, porque hace justamente un año algunos lectores nos escribieron para contarnos, asombrados, que habían podido bañarse en el Mediterráneo en pleno puente del Pilar, lo que fue todo un lujo.

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