The Financial Times» pronostica una segunda oleada de ajustes en las cajas de ahorros españolas, pese al exitoso primer proceso (en el que, gracias a las fusiones —calientes o ­frías—, se ha pasado de un sistema de 45 cajas a otro de 18). Pero el clima económico es tan depresivo y el proceso de fusión ha sido tan lento a la hora de reducir costes (léase: despidos y cierre de sucursales), que pronto será necesaria una segunda fase de «racionalización».

Una crónica de The New York Times se centra en el caso de John Felipe Romero Meneses (soldado del ejército español, fallecido a principios de año en Afganistán) para reflejar una curiosa paradoja. De origen colombiano, pese a estar tres años sirviendo en el ejército (en el que ingresó para huir de los efectos de la crisis) y pagar con su vida, no obtuvo la nacionalidad española. «Para el ejército, era español a todos los efectos; para lo demás, colombiano», lamenta su padre.

Cómo lo ven. Tras la concesión del Premio Nobel de la Paz al disidente chino Liu Xiaobo, Global Times acusó a Occidente de conceder el premio por «miedo» al ascenso de China y a la consolidación de su modelo de desarrollo. Según dicho periódico, de haberse promovido una democracia multipartidista el país se habría desintegrado (siguiendo un destino parecido al de las extintas Yugoslavia y Unión Soviética).

Time desgrana los motivos de la pérdida de credibilidad de Obama, con el riesgo inminente de que su partido pierda el control de la Cámara de Representantes e, incluso, del Senado. Con excepción del círculo más próximo al presidente, la élite de Washington (congresistas de ambos partidos, hombres de negocios, dirigentes de medios de uno u otro color) cree que la actual administración es incompetente (y causa más daño que otra cosa); peor aún es el enfado de sus votantes, ansioso porque el desempleo no baja.

Qué se cuece. Editors Weblog resalta las impresiones (positivas) de los responsables de la edición digital de The Times, meses después de haberse convertido en un medio de pago online. Los directivos del grupo de Rupert Murdoch defendieron «el muro de pago», bajo la idea de ofrecer a los suscriptores (aunque no sean numerosos) un producto de calidad, en lugar de obsesionarse con captar lectores ocasionales.