Qué pensaría de un desfile de moda en el que se exhibe la ropa que ofrecen en el mercadillo o en el todo a cien? Eso es la XXXI Mostra de Valencia. O, en otras palabras, antes los preestrenos los pagaba la distribuidora, los viajes del director y los actores y la publicidad, ahora la corporación municipal. Y nadie pone coto al cambalache. Alguien nos tima, son los intereses creados. ¿Cuántos hay empotra-dos?

Ben Affleck, incoloro, inodoro e insípido, no vino, pero Town, que tiene algunas virtudes, merecía que el presentador destacara al menos al protagonista de Mad men, Jon Hamm (Globo de Oro y Emmy) y al de The Hurt Locker, Jeremy Renner (Globo de Oro y Oscar); eso sería culturilla cinematográfica. Town, ciudad de ladrones, cuenta con escenas de acción inverosímiles con despliegues de policía federal que no consigue ni el huracán Katrina; total por un atraco en Boston de 3,5 millones de dólares, lo que vale un pase en televisión… Eso lo cobraba el Bigotes a TVV por vestir unas mesas petitorias y el Papa le bendecía. De otro lado, Stone, de Robert de Niro, carece de acción: lógico, a su edad, el actor no va a correr y sufrir un infarto. «Un peñazo», dijo un crítico. Y En el centro de la tormenta, de Bertrand Tavernier, tampoco tiene ni poca ni mucha acción. En cuanto al ciclo de cine clásico, casi todas las han proyectado hace poco en la Filmoteca; podríamos ahorrar dinero.

En realidad, nos podemos ahorrar el festival, porque las películas que le gustan al director, Castiel, y su equipo son las que vamos a tener próximamente en el top manta del Passeig de Russafa, a 2 euros, y saldrán más baratas para proyectar en casa. Esas mismas salas y otras los proyectarán, en versión doblada, próximamente, incluso este mismo mes. Y de momento pinchan de público, apenas llegan a 50, y gracias, por pase. A veces no somos ni 20, como en Davolja Varos, del serbio Paskaljevic. Y vale la pena. Si es una operación para hacerle la cama a Warner, Sony, Fox y Tele 5 o la Ciudad de la Luz, que la paguen ellos, que ya les dan dividendos los pases de televisión o justifican el porcentaje dedicado a cine con tv-movies que promocionan a sus actores de series o telenovelas. Así llegó Miguel Ángel Silvestre, con su coro de bacantes, antes del pase de una tv-movie sobre el Alakrana. El nuevo director —que comenzó por doblarse el sueldo— repite golpe; ya hizo lo mismo en Málaga, en su anterior cometido. Muestra tener pocas ideas, aunque ya pueden soplar los de Tele 5. Quieren hacer pasar gato por liebre.

No podemos tomarlo a mal. El cine ha muerto hace tiempo. Esto es un estercolero y la verdad, el título del filme de marras, Ciudad de ladrones (Town) le va perfectamente a Valencia, es un traje hecho a la medida y, además, se paga generosamente al nuevo sastre. Y como el nuevo director venía de Málaga, qué menos que elegir un homenaje a un director, John McTiernan, que ha sido detenido y encarcelado en Nueva York por delitos graves. Coherencia o justicia poética. Se parece a la realidad, cambian nombres y ciudades y hasta parece ficción. Pero todo no es de cine.