La puerta no aporta nada nuevo, la intención del ex presidente del Barça metido a político, de querer montar sucursales de su partido independentista, Solidaritat per Barcelona, en la comunidad Valenciana, es una idea obsoleta. Estos intentos de intrusión pancatalanista en tierras valencianas ya lo intentaron entre otros CiU con Jordi Pujol en los 80 y ERC con Carod en los 90, y el fracaso fue rotundo. Analizando la intención del independentista blau-grana de querer volver a la utópica idea de la creación de unos países catalanes, se entiende que lo único que busca el personaje es la radicalización del mensaje político, cosa que no les funcionó nada mal a sus compatriotas catalanistas de CiU y ERC.

En general, en España e incluso a nivel mundial, la radicalización de los mensajes y partidos políticos situados en extremos, derechas o izquierdas, están a la orden del día y lamentablemente funcionando. Hace algunos años nos hubiéramos escandalizado con las manifestaciones de Juan la puerta, pero ahora la inmensa mayoría nos limitamos a soltar una breve carcajada tras leer las fantasiosas intenciones de Laporta Corporation, S. L. Pero hay que entender que es muy difícil haber estado en el candelero del fútbol y desaparecer sin más. Y claro, si nos paramos a comparar, si tienen alguna relación el mundo del fútbol con el de la política, en los dos tocan las pelotas.

Otra moviola política ha sido el fichaje del catalanista valenciano Josep Guia —imagino que el más barato de su vida— para liderar el movimiento independentista en su inexistente País Valenciano. Es también una estrategia poco novedosa, a la par que facilona. A ver, no es por criticar, pero es que la situación tiene narices. Un señor, catalán independentista, con pretensiones de ocupación, expoliación y abordaje pirata, que se junta con otro señor valenciano pancatalanista con las mismas ideas y que el primero además ha sido presidente del Barça —con una pitada en el Mestalla, que aún suena— pretende, o pretenden, en 5 o 10 años, hacer realidad sus fantasias erótico-políticas: invadir el este de España y crear su propio país.

Vamos, eso no es que sea imposible, es lo siguiente. La idea ya ha sido manoseada en varias ocasiones, y aunque no tiene futuro en Valencia, el eco de la misma produce votos en el mercado catalán, al que van dirigidos estos mensajes. Pero éste se encuentra saturado de partidos muy similares, por lo que le auguro a Laporta o la puerta, un paso por la política duro, pero duro de peseta y un gran fracaso, sobre todo en la Comunitat. Y en su tierra igual consigue algún sofá de poder si sabe llegar al bolsillo político de los aficionados del Camp Nou.