El mismo día en el que Rita Barberá presentaba a bombo y platillo la innecesaria duplicación del palacio de Congresos de Norman Foster, valorada en 24 millones de euros que el ayuntamiento no tiene y amparada en unos beneficios de gestión propia que, en caso de existir, deberían ir destinados a pagar los atrasos de las residencias de ancianos, las farmacias o las sociedades musicales... Ese mismo día, el mismo ayuntamiento certificaba la defunción del Museo Valenciano de Historia Natural que se compone desde hace más de tres décadas de la colección de insectos de Torres Sala y la de moluscos de Siro de Fez. El patronato que comparten el municipio, la Generalitat y la diputación provincial liquida el museo y despide a tres de sus cuatro empleados. Sólo quedará uno para mantener los fondos que son visitados cada año por siete mil escolares. El museo cierra el día 9 y se espera que una gran cantidad de científicos firme en los próximos días contra esta pérdida.