Una nueva cumbre para el fracaso. Ahora en Durban. Todo queda para la siguiente, como ocurrió en las anteriores. Y el protocolo de Kioto sin cumplirse. Y sin recambio para el futuro. Para esto es mejor no organizar estos encuentros tan mediáticos y costosos. Todo esto recuerda esa parodia que hace unos años hacían Cruz y Raya en la que un socorrista que vigilaba la playa ante la insistencia en la petición de auxilio de un bañista sentenciaba: «si no es por no ir, pero ir pa ná es tontería». En esto se han convertido últimamente las cumbres mundiales del clima. Y es una pena, porque nos estamos jugando el futuro de nuestro planeta para las próximas décadas. ¿Tan difícil es hacer entender a los políticos de todo el mundo que la emisión de gases de efecto invernadero es, de entrada, un proceso indecente de contaminación de nuestra atmósfera y que además puede tener graves consecuencias en el funcionamiento del sistema climático planetario en pocos años? Ante la falta de interés por solucionar la cuestión del cambio climático puede estar ocurriendo dos cosas: o el mensaje de lo que está ocurriendo se está transmitiendo mal –y algo de razón hay en ello-, o los que tienen que tomar medidas no lo quieren hacer por sus propios intereses, lo que va en perjuicio de toda la Humanidad. Europa vuelve a dar ejemplo de postura seria y realista en este tipo de cumbres. Pero si EE UU, China y la India no toman medidas, no hay nada que hacer. Seguirán celebrándose cumbres del clima para nada. Y en España debemos esperar que el cambio de gobierno no deshaga la excelente labor que ha llevado a cabo la Oficina de Cambio Climático y Aemet en este tema durante los últimos años.

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